Augustus Le Plongeon y Alice Dixon realizaron un llamativo descubrimiento en el sureste de México en 1875. Buscaban en las ruinas de la civilización maya. En la ciudad de Chichen Itzá apareció una efigie de un hombre semirrecostado. Así empezó el misterio de las esculturas de chac mool.
Le Plongeon la bautizó con el nombre de “chac mool”, que en maya significa “tigre rojo”. Luego de eso aparecieron en muchos otros yacimientos mayas. Pero también todo Mesoamérica, desde México hasta Costa Rica. ¿A quién representa esta escultura, qué función tuvo, cuál fue su origen?
Extensa presencia
“Se especula con muchas cosas, pero no tenemos datos científicos”, dice José Luis Punzo Díaz, arqueólogo que lidera a un equipo que investiga el más reciente hallazgo de una escultura de este tipo. “El hallazgo de este chac mool es la punta del iceberg que nos va a permitir realmente entender estas piezas”.
Las esculturas halladas datan desde el año 600 a.C. hasta más allá del 1500 d.C. Aparece en puntos relevantes de los palacios y pueblos prehispánicos. Pero el chac mool nunca fue representado en documentos históricos de las culturas tolteca, mexica, maya u otra. No se sabe si pertenece a culturas del centro de México, de la región maya o del norte de Mesoamérica. Tampoco si nacieron en el periodo clásico, epiclásico o posclásico temprano.
“La forma como el significado del chac mool se modifican dependiendo de su ubicación geográfica, cronológica y cultural”. Una de las piezas más antiguas (entre 600 y 900 d.C.) apareció en el norte mesoamericano. En la cultura de los toltecas, en Tula, hay un gran número de esculturas de este tipo. Este pueblo fue clave en la influencia hacia otras culturas dominantes, como los mexicas y los mayas.
Mensajero
“Estas esculturas en Tula son sumamente importantes. Se encuentran en contextos como las puertas de palacios o en plazas. No solo en las pirámides, que es algo que muchas veces se piensa”, señala Punzo Díaz.
Uno de los consensos es que el chac mool es un personaje intermedio. Un mensajero “entre el mundo de los hombres y el de los dioses”. “Es una pieza que estaba destinada para colocar ofrendas”, explica el arqueólogo. La figura siempre tiene una evidente ara o superficie plana (algunas con una forma de recipiente). Pero el misterio de las esculturas de chac mool sigue vigente. Esperemos que algún día tengamos las pistas suficientes para develarlo.
