El fruto que crece con muy poca agua
La tuna, alimento del futuro
Llaca Llaca está a tres horas al sur de Lima. Allí, hace muchas generaciones se siembra la tuna. Han heredado de padres y abuelos esa práctica. La tuna tiene una particularidad muy prometedora. Es el fruto que crece con muy poca agua. Y podría ser vital para el futuro.
Fruto valorado
“La penca tiene una baba especial. En tiempo de lluvia se moja y se mantiene húmeda. Si le damos mucha agua, ya no produce y se quiebra”, explica un agricultor.
La tuna tiene alta tolerancia a la sequía. Es uno de los 50 alimentos del futuro incluidos en la lista de WWF y Knorr. Se hizo para identificar alimentos que ayudarían a una alimentación sostenible. También lo dice un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). Asegura que esta fruta es capaz de restaurar las tierras degradadas. Además, reserva agua y alivia la acumulación de CO2 en la atmósfera.
Llaca Llaca carece de fuentes de agua constante. Los campesinos suelen almacenar en reservorios subterráneos lo que pueden de la temporada de lluvia. En el 90% de sus 15 hectáreas de tierras se cultiven las tunas.
“Producimos tunas todo el año y no solo dos meses”, comenta James Bramon, de la Asociación de Productores Agropecuarios. Se asesoraron para mejorar la calidad del suelo y manejar las plagas. Uno de los parásitos es la cochinilla (Dactylopius coccus). Sirve como tinte de un color rojo carmesí para teñir alimentos o cosméticos. “La cochinilla penetra cuando las tunitas están tiernas. Nosotros la controlamos. Luego, recopilamos la cochinilla para venderla”, dice Bramon.
Uso eficiente
El 83% de la alimentación de Perú se sostiene en su producción interna. Esta depende casi en su totalidad de las familias agricultoras. Pero un millón de los 2,6 millones de hogares agropecuarios es vulnerable financieramente. No tienen ahorros.
El fruto que crece con muy poca agua tiene diversas aplicaciones. Estas servirían para ampliar su mercado. La comunidad considera producir derivados a base de tuna como helados, queques o mermeladas. “Tendremos una máquina limpiadora con paneles solares. Esta tecnología que puede limpiar entre tres a 10 toneladas por hora.”
Nada se desperdicia. Ni las pocas tunas que, por el deterioro de su cáscara, no pueden ir al mercado. Estas sirven de alimento para las tilapias que crían en la comunidad. Y estos peces a su vez nutren el agua que riega a los cactus. “Tenemos que dar este ejemplo a los más jóvenes. Lo que hoy hacemos es para el mañana. Acá tenemos un fruto que resiste al clima. Y nuestros hijos podrán hacerlo crecer con más tecnología y cuidando el ambiente”, afirman los agricultores.