Unos cuantos cangrejos ermitaños hacen cola y van intercambiando conchas para mejorar su protección. Las que van quedando libres son rápidamente aprovechadas por otros candidatos a mejorar su «casa».
«Se acomodan en una cola ordenada, el más grande en la parte delantera, el más pequeño en la parte posterior; se alinean con un objetivo: propiedades de intercambio. Pero ninguno de los cangrejos puede hacer un movimiento porque la cadena aún no ha concluido. Todos están esperando al gran cangrejo».
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