A diferencia de la mayoría de los niños de toda Europa los de Rusia esperan con impaciencia el año nuevo, ya que ese día asa por sus casas el “Abuelo de hielo”, el equivalente a Papá Noel pero autóctono.
El abuelo de hielo recorre todo el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas, y para conseguir los regalos del mismo los niños suelen bailar alrededor del árbol navideño y recitarle poemas al “Abuelo de hielo”.
