70 palabras para nombrar la lluvia en gallego
Hoy en día, gracias a la globalización, hay un contacto más cercano con algunas cosas, como por ejemplo, con las lenguas. Lo bueno de estudiar una segunda o tercera lengua es que la puedes comparar con tu lengua materna, para con ello establecer diferencias y similitudes en torno a ellas, lo que puede provocar encontrar peculiaridades en una o en las dos. Pues bien, una de las lenguas de nuestro país, el gallego, tiene una gran peculiaridad que reside en el número de términos que utiliza para nombrar el tipo de lluvia que puede haber. Nada más y nada menos tiene 70 palabras para ello.
En la época romana utilizaban la palabra ‘pluvia’, del latín, que en grandes rasgos era la lluvia que caía del cielo. No obstante, al ver diferencias entre una lluvia u otra –ya que eso dependía del grosor de la gota, hacia qué lado caía, si había nubes o sol, etc. – se establecieron, por lo tanto, diferentes términos para nombrarla.
Algunos de ellos son:
-Froallo: lluvia que parece una brizna de lana.
-Babuña: aquella que refleja el sonido de un bebé.
-Battuere: efímera e intensa.
-Torbón: aquella lluvia con rayos y truenos.
-Patiñeira: aquella que su sonido es como caminar por los charcos.
-Sarabiada: lluvia que cae sobre la nieve y el hielo.
-Zarzallar: lluvia fina que dura unas horas.
-Breca: fina acompañada de niebla.
-Pingotar: con gotas gruesas pero poco consistentes.
-Cebra: intensa y repentina seguida de viento.
Realmente la riqueza de las lenguas nunca deja de sorprendernos. No obstante, no es la única lengua que tiene copiosos vocablos para indicar una misma cosa. Por ejemplo, en finés tienen aproximadamente cuarenta palabras para definir el tipo de hielo que cae. Incluso en japonés, dependiendo de lo que se rompa, utilizan un verbo u otro.