Un error de software se denomina «bug» debido a que el primer fallo de este tipo lo produjo un bicho (bug en inglés)
Las primeras computadoras de finales de los años 40 ocupaban edificios enteros, y contaban con muchos componentes eléctricos que se calentaban fácilmente, como bombillas. Por tanto, bastaba a veces con una simple polilla para provocar un cortocircuito en estos computadores.