Según investigaciones recientes, más del 50% de las mujeres ha fingido alguna vez la llegada al orgasmo en el acto sexual. Debido a ello, estas mujeres aumentarían su confianza, salud física y autoestima, actuando de forma altruista sin recibir nada a cambio. Es lo que les conlleva a fingir el orgasmo y sobreactuar en el sexo.
Fingir en una reacción fisiológica de estas proporciones no es un acto sencillo, ya que la catarata de tensión sexual no se ajusta únicamente a gestos, meneos o gemidos sino que también le acompañan reacciones corporales que no se pueden controlar, como la dilatación de las pupilas o bochorno. En cambio, son muchas las personas, en especial, las mujeres las que deciden exagerar el gozo sexual que le aporta su compañero, con unas intenciones que son desconocidas.
Como consecuencias de los resultados vistos en estas investigaciones, los autores de estas corroboran que un orgasmo no se liga a la obediencia, como siempre se ha pensado, sino a que se les da a la mujer todo el control de la sesión de sexo para alcanzar unos objetivos premeditados que, si no se encuadran en ningún trastorno, no presentan inconveniente alguno.
