¿Qué ocurre si mezclamos antibióticos con alcohol? Absolutamente nada
De siempre se ha oído que si ingieres bebidas alcohólicas cuando estas en pleno tratamiento con antibióticas puedes sufrir ciertos efectos secundarios. Desde que el medicamento no funcione correctamente hasta que el alcohol te suba mucho más y mucho más deprisa.
Pues bien, un articulo publicando en el diario online Libertal Digital desmiente esta teoría. «La falsa idea de que el alcohol interfiere con los medicamentos se debe a un bulo ideado por médicos y enfermeras tras la Segunda Guerra Mundial».
Al parecer, las enfermedades venéreas eran un grave problema en esa época. Y aunque se encontró que la Penicilina era altamente efectiva para este tipo de enfermedades, se recetaba bajo la estricta norma de no consumir alcohol. Pero la razón no era otra que la creencia de que el alcohol fomentaba la práctica del sexo y lo que se pretendía era darle una oportunidad de funcionar a la Penicilina antes de que los enfermos contagiasen su enfermedad a otro.
Aun así, hay ciertos medicamentos con lo que no es recomendable ingerir alcohol como algunos antiepilépticos o anticoagulantes orales. El alcohol compite con el fármaco en el hígado para ser procesado, lo que hace que éste funcione más lentamente. Pero no dejará de hacerlo. De los 100 antibióticos que se recetan, solo cinco pueden tener efectos secundarios graves si se mezclan con alcohol.
Asimismo, hay ciertos medicamentos cuyo efecto se ve potenciado si lo acompañas con alcohol. El alcohol potencia los efectos de todos aquellos fármacos que actúan a nivel cerebral, sobre todo de los que disminuyen la actividad neuronal, los que conocemos como sustancias depresoras del sistema nervioso central: benzodiacepinas (diazepam, bromazepam,…), barbitúricos (pentobarbital, tiopental, …), analgésicos opiáceos (codeína, buprenorfina, morfina,…).