¿Por que los humanos no somos tan peludos como el resto de simios?
Nuestra falta de pelaje en comparación con otros primates ha sido un misterio durante siglos. Han habido varias hipótesis para explicar las posibles razones, pero hasta ahora tenemos pocas evidencias.
Pero un nuevo estudio, publicado en la revista Cell Biology, muestra cómo un grupo de investigadores descubrieron que la abundancia de cierta proteína determina el crecimiento del cabello en las piernas. Esta proteína, llamada Dkk2, tiene poca abundancia en animales con mucho bello en la zona plantar. En los ratones, que tiene poco pelo en sus patas, la Dkk2 estaba más presente.
El equipo propuso que esta proteína podría estar bloqueando una vía de señalización específica, conocida como WNT, responsable del crecimiento del cabello. Para probar esto, los investigadores modificaron ratones para que no produjeran Dkk2. Estos animales desarrollaron pelaje en sus pies, pero era un poco más fino, corto y más disperso que el resto. Así que esta proteína juega un papel importante, pero no es lo principal.
«Dkk2 es suficiente para evitar que el cabello crezca, pero no para deshacerse de todo el pelaje. Hay muchos más mecanismos», afirma Sarah Miller, coautora, al Smithsonian. «Tenemos pelo muy largo en la cabeza y pelo corto en otras regiones, y no tenemos pelos en las palmas y en la parte inferior de nuestras muñecas. Nadie entiende realmente en absoluto cómo surgen estas diferencias».
Si bien estas observaciones no proporcionan evidencias completas, sí revelan pistas intrigantes sobre la vellosidad y la calvicie. Los investigadores piensan que la vía WTN es clave, y el siguiente paso es investigar qué otras proteína podrían estar inhibiendo esta vía. Esto podría llevar a una imagen más completa de cómo perdimos nuestro pelo e incluso proporcionar interesantes aplicaciones médicas.
La teoría principal de por qué perdimos nuestro pelaje sugiere que necesitábamos una mejor termorregulación cuando pasamos de los bosques a la sombra de la sabana, con una temperatura más caliente. Otras sugerencias afirman que, así, se reducían los parásitos. También podría ser la «teoría de los simios acuáticos», lo que sugiere que nuestros ancestros nadaron en busca de comida y el pelaje no era muy ideal.