Cuando una persona bosteza, si otra le está observando, a menudo, por no decir la mayor parte de las veces, bostezará también. Este comportamiento únicamente se ha visto en los humanos, perros y chimpancés. Si vemos a un perro bostezar, probablemente, nosotros también bostecemos y viceversa. 
Los bostezos contagiados son aquellos que se inician de forma involuntaria e inmediata al ver o al escuchar a alguien bostezar. Pero incluso, el hecho de pensar o leer sobre ello es suficiente para hacernos sentir la necesidad imperiosa de bostezar. Incluso ahora mismo, puede que te den ganas de bostezar.
¿A qué se debe? Existe una teoría que afirma que el bostezo es una acción que utilizaban los animales primitivos para sincronizarse obteniendo el mismo estado de ánimo, siendo muy similar al de los aullidos de una manada de lobos.
Una 60% de los humanos sanos no pueden evitar bostezar de forma imperiosa cuando observan bostezar a la gente del alrededor. Científicamente se entiende como una expresión primitiva de pensamiento social, aquello que hoy comúnmente llamamos empatía: una habilidad para conseguir conductas motoras y emocionales en resonancia con los otros muy aferrada a la propia evolución de los homínidos, y que explicaría de la forma más sencilla el fenómeno del contagio de los bostezos.
