¿Para que sirven las huellas dactilares? ¿podemos nacer sin ellas?
Lo cierto es que el uso de las huellas dactilares como medida de identificación individual ha marcado un antes y un después en nuestra historia. Llevan siendo usadas desde el siglo XIX, sin embargo, sabemos muy poco acerca de su razón de ser en un contexto biológico y evolutivo. Las huellas dactilares, también llamadas crestas papilares, se forman durante el tercer o cuarto mes de embarazo y son rugosidades de la piel con un patrón único en cada persona. Aunque obviamente su función biológica no es hacernos únicos. Estas rugosidades son en realidad, una característica muy útil si queremos agarrar con firmeza cualquier objeto, pues sin su presencia los objetos nos patinarían de las manos.
Por su parte las huellas de los pies, aunque a día de hoy no estemos habituados a coger cosas con esa parte de nuestro cuerpo, tienen la misma función. Hace mucho tiempo sí que era necesario estar sujetos a ramas y troncos de árboles. En otra época, andábamos descalzos por el suelo y los árboles, y claro, las huellas dactilares eran una especie de antideslizante.
Se sabe que no hay dos huellas dactilares iguales y, aunque el factor genético es crucial, el patrón de estas rugosidades está condicionado también por otros factores.
Su patrón también viene condicionado por el ambiente, de forma que la presión que sufra el feto por otras partes de su cuerpo, los golpecitos contra el viente de la madre, su posición o incluso la presión sanguínea, pueden llegar a condicionar también nuestras huellas dactilares.
De hecho, los gemelos monocigóticos (es decir, los que proceden de un mismo óvulo y por tanto presentan la misma información genética) no tienen las mismas huellas dactilares. Tampoco los clones, a pesar de que compartan el mismo ADN.
Por extraño que parezca, podemos llegar a nacer sin huellas dactilares. Sin embargo, este es un caso muy raro y se ha observado en un número muy reducido de individuos en todo el mundo. Hablamos de la adermatoglifia, una la condición que permite a algunas personas tener la piel de manos y pies extremadamente lisa y está causada por una mutación en el gen SMARCAD1.
Esta rareza supone, sin lugar a dudas, un problema en nuestros días. Y es que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea avala el uso de huellas dactilares como instrumento de identificación; lo que puede ser un problema a la hora de viajar.