Otto Loewi ganó el Nobel de Medicina en 1936 gracias a un sueño que tuvo
La noche del sábado de Pascua de 1932, el farmacólogo Otto Loewi soñó sobre un experimento que le permitiría por fin probar que los impulsos nerviosos se transmitían en forma química, no eléctrica (gracias a neurotransmisores). Anotó el experimento en un papel, y volvió a dormir.
La mañana siguiente, despertó muy excitado con la idea, pues sabía que su sueño había sido importante. Para su horror, descubrió que no podía leer la letra con que había garabateado los recuerdos de su sueño. Loewi confesó después que ese fue el día más largo de su vida, incapaz de recordar el sueño.
Afortunadamente, esa misma noche volvió a soñar el mismo experimento. Esta vez, se levantó de inmediato y fue al laboratorio a ejecutarlo. A la derecha, un esquema del experimento que realizó.
Loewi ganó el Nobel de Medicina de 1936 por su descubrimento.
Sin lugar a dudas, merece la pena levantarse a anotar algunas de esas grandes ideas que a veces se nos ocurren mientras intentamos conciliar el sueño.