El ejército de EEUU liberó agentes químicos sobre su población en un experimento realizado en los 50 y 60
Muy pocas webs dedicadas a difundir la paranoia chemtrail se hacen eco de un suceso real que ocurrió entre las décadas de los 50 y 60. Se trata de un experimento realizado por el ejército de los EE.UU., que consistía en liberar un agente químico en el aire para comprobar los patrones de dispersión en la atmósfera de un agente bacteriológico o químico en diferentes escenarios de población y condiciones meteorológicas. Da igual si el fin último era defenderse de un ataque soviético, o analizar las consecuencias de un ataque americano. Eso es una anécdota.
La sustancia elegida fue el sulfuro de zinc-cadmio (ZnCdS), porque el tamaño de las partículas de este producto (de 2 a 3 micras) y su masa, son similares a la de los agentes biológicos de uso militar. Otra ventaja es que este producto es fácilmente observable con luz ultravioleta y no es excesivamente caro de fabricar. Este producto no es soluble en agua, solo en ácidos fuertes, por lo que se pensaba que no era tóxico para plantas ni animales (incluido el hombre).
Diversos núcleos urbanos y rurales fueron expuestos durante bastantes tiempo a este agente, dispersado en el aire por medio de difusores instalados en camiones o en aviones C-119 que lo liberaron a unas altitudes de entre 500 a 1.300 pies. Queda patente con esto, que liberar una sustancia patógena a 30.000 pies (la altura de vuelo de un avión comercial) no tiene sentido, y para dispersar un tóxico hay que hacerlo desde una altitud mucho menor.
El problema de todo esto, es que estos experimentos se realizaron sin conocimiento de los ciudadanos, y lo que es más grave, sin tener una certeza absoluta de la inocuidad del producto usado.
Cuando el ejército desclasificó en 1994 la existencia de estas pruebas, la población de las ciudades implicadas mostró su preocupación por la repercusión sobre la salud del ZnCdS, y su posible incidencia en el aumento de casos de cáncer y de otras enfermedades. En respuesta a estas quejas focalizadas por congresistas de Minneapolis, y senadores de Minnesota e Indiana, se le encargó al Consejo Nacional de Investigaciones (NRC) la elaboración de informe evaluando la toxicidad de este producto químico. El resultado de este informe es que aunque la toxicidad del sulfuro de zinc-cadmio no es bien entendida, los niveles a los que la población fue expuesta no serían graves ni siquiera en el caso de que la molécula se hubiese descompuesto en una forma de Cadmio soluble en agua. El exceso de cadmio es dañino para los riñones y para los huesos.
Las partículas de sulfuro de zinc-cadmio respiradas por los habitantes de las ciudades utilizadas como tubo de ensayo, se acumularon en los pulmones, aparentemente de forma inerte, aunque se desconoce si la actividad de los macrófagos puede descomponerlo en formas solubles de Cadmio.
Esperemos que hayamos aprendido de errores del pasado y que la época en el que el fin justificaba los medios no se vuelva a repetir.