No solo estás hecho de estrellas: también de material extragaláctico
El comunicador científico y astrónomo Carl Sagan acuñó una de las frases más icónicas de la humanidad: «estamos hechos de estrellas», para destacar así los extraordinarios orígenes de los átomos que forman nuestro cuerpo. «El nitrógeno de nuestro ADN, el calcio de nuestros dientes, el hierro de nuestra sangre… se formaron en el interior de las estrellas», afirmó el experto en su libro Cosmos, del 1980.
Pero la quintaesencia de la realidad es aún mejor. Según un estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, publicado por Daniel Anglés-Alcázar -astrofísico del Centro de Exploración e Investigación Interdisciplinaria en Astrofísica, CIERA-, de la Universidad Northwestern, han utilizado supercomputadores para realizar simulaciones complejas para comprender la formación y evolución de nuestro compuesto desde el Big Bang hasta la actualidad.
Suponen que hasta la mitad de la materia de la Vía Láctea puede haberse originado en otras galaxias. La vida en la Tierra no está solo hecha de estrellas, sino que estas además son extragalácticas. Algunos de estos elementos fueron sembrados en la Vía Láctea durante las fusiones con otras galaxias en su «infancia». Pero gran parte de este material también llegó después de ser expulsado de las galaxias de acogida por supernovas, y de los vientos galácticos, las corrientes de partículas que viajan entre galaxias a 3.000 kilómetros por segundo.
Esta «polinización» cruzada es conocida como el ciclo baryon, un proceso que incluye efluvios de material que se reabsorben de vuelta a sus galaxias de acogida, así como transferencia de materia entre galaxias.
Pero incluso a tales velocidades, puede tardar miles de millones de años para que estos escombros estelares lleguen de las galaxias cercanas. Los científicos saben que las galaxias intercambian material constantemente, pero cuantificar cuánta masa de la Vía Láctea pertenece a otras galaxias requiere simulaciones sofisticadas, como el proyecto Feedback In Realistic Environments, en el que está adscrito el mismo Daniel Anglés-Alcázar.