No reconocemos nuestra voz en una grabación porque cuando hablamos, la onda sonora llega combinada a nuestro oído desde el aire y a través de nuestro cuerpo

Cuando hablamos escuchamos el sonido de nuestra voz por dos caminos, por dentro de nuestro cuerpo y por fuera, por el aire. Cada senda trasmite unas frecuencias determinadas. La voz grabada solo registra las frecuencias transmitidas por el aire, por eso suena distinta.

También percibimos el sonido de nuestra voz por la vibración de nuestros huesos de la cabeza.

Por esa ruta viajan las frecuencias más bajas, que llegan directamente al caracol sin pasar por el conducto auditivo interno. Y solo las escucha el que habla. No las detectan las personas que están alrededor ni la grabadora.

La grabadora y nuestros oyentes registran solo la parte de la voz que se transmite por el aire, que son el resto de las frecuencias. El resultado es un sonido más agudo que el que percibimos cuando escuchamos nuestra propia voz mientras hablamos

Fuente http://www.rtve.es/noticias/20110520/esc...
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