Una nueva investigación revela el modo en que Toxoplasma gondii (un parásito que habitualmente se encuentra en las cajas de arena para gatos) podría afectar al cerebro y la conducta de los seres humanos. El germen, presente en las heces de los gatos, aparentemente desencadena una respuesta inmune asociada con problemas de salud mental.
El parásito causa una enfermedad llamada toxoplasmosis, que, en la mayoría de las personas, no causa problemas obvios. Inicialmente, los síntomas de esta enfermedad son leves, parecidos a los de la gripe. Luego entra en una fase crónica e inactiva en la que deja de dar síntomas. Sin embargo, la toxoplasmosis puede ser mortal para las personas con un sistema inmunitario debilitado y para los fetos, que pueden infectarse a través de su madre. Razón por la que se aconseja a las mujeres embarazadas que eviten el contacto con las cajas de arena para gatos.
Algunos estudios han mostrado que los trastornos de salud mental como la esquizofrenia, la depresión y la ansiedad son más habituales en las personas con toxoplasmosis y que la enfermedad puede ejercer una influencia en el nivel de agresión, tiempos de reacción lenta, la disminución del miedo y en la tendencia a tomar riesgos para hasta ahora no se sabía como actuaba el germen.
Investigadores del Instituto Centro de Medicina Infecciosa del Instituto Karolinska, en Suecia, examinaron la toxoplasmosis en la sangre de los ratones, y encontraron el parásito vivo en un lugar sorprendente: en el interior de las células inmunes diseñadas para matarlo, un tipo de glóbulo blanco llamado «célula dendrítica».
Así descubrieron que este germen, utiliza a los glóbulos blancos para viajar por todo el cuerpo y, sobre todo, llegar al cerebro y posteriormente, que además los convertía en pequeñas fábricas de un neurotransmisor llamado GABA, conocido para reducir el miedo y la ansiedad en ratas y en humanos. Y aquí está la clave:
Las personas con depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, síndrome de ansiedad y otros trastornos de la salud mental sufren alteraciones en el sistema del GABA.
«Que el toxoplasma hiciera que las células del sistema inmunitario segregaran GABA fue tanto sorprendente como inesperado, y es muy inteligente por parte del parásito», afirmó el líder del estudio Antonio Barragán, investigador en el Centro de Medicina Infecciosa del Instituto Karolinska y en el Instituto Sueco de Control de Enfermedades Contagiosas, en un comunicado de prensa del Karolinska. «Ahora valdría la pena estudiar los vínculos que existen entre la toxoplasmosis, los sistemas del GABA y las grandes amenazas para la salud pública», añadió.
«Creemos que saber esto puede ser importante para una mejor comprensión de las interacciones complejas en algunos problemas de salud pública importantes que la ciencia moderna todavía no ha conseguido explicar del todo», sugirió Barragán. «También es importante hacer hincapié en que los seres humanos han vivido con este parásito durante muchos milenios, así que los portadores del toxoplasma no tienen por qué preocuparse demasiado».
