Científicos de EE UU proponen investigar cómo alterar el clima
Los científicos geoingenieros estadounidenses acaban de pedir apoyo al gobierno para llevar a cabo una investigación que conllevaría la intervención deliberada a gran escala en los sistemas naturales de la Tierra para contrarrestar el cambio climático. El informe de la NAS, la principal institución científica de EE UU, detalla dos grandes lineas de investigación. Por un lado, las distintas opciones que hay para capturar el CO2, principal gas de efecto invernadero (GEI) y almacenarlo de forma segura y duradera. Por el otro, gestionar la radiación solar, aumentando por ejemplo, la capacidad reflectora de las nubes.
La creciente preocupación por el cambio climático a dado pie a la creación de una nueva rama de la ciencia: La geoingeniería, que estudia las diferentes formas de modificar el clima para así contrarestar el calentamiento global. Por una parte, la geoingeniería solar se centra en encontrar el modo de reflejar parte de la energía solar de vuelta al espacio para contrarrestar el presunto aumento de la temperatura global causado por los gases de efecto invernadero. Por otra, la geoingeniería del carbono apuesta por eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera para combatir el impacto de los gases de efecto invernadero. Un ejemplo de eliminación de dióxido de carbono podría ser la plantación de árboles a escala global.
Tras revisar todas las tecnologías propuestas, la NAS reconoce que la captura y secuestro del CO2 a gran escala es, con la tecnología actual, poco factible. Además, algunas propuestas, como la reforestación, podrían desatar una competencia por la tierra con la agricultura. Sin embargo, apuesta porque se implanten programas de captura a medio plazo. Aunque no sería la solución, estas técnicas deberían formar parte del mix de medidas contra el cambio climático.
Inyectar dióxido de azufre o ácido sulfúrico en las nubes para hacerlas más reflectantes, elevar sales marinas hasta las capas altas de la atmósfera o blanquear los estratocúmulos que cubren entre el 20 % y el 40 % de los océanos son algunas de las ideas propuestas para gestionar la radiación solar.
El principio ya se ha observado en la naturaleza. La erupción del volcán Pinatubo en Filipinas en 1991, por ejemplo, eyectó 20 millones de toneladas de sulfuros que alcanzaron la estratosfera. Durante los tres años siguientes, la temperatura media global se redujo en 0,3ºC.
Sin embargo, ante el hecho de que los servicios de inteligencia estén financiando investigaciones para averiguar si estas nuevas tecnologías de geoingeniería pueden ser usadas como armas meteorológicas, se empiezan a plantear preocupaciones en el entorno científico acerca de quién controla las tecnologías que alteran el clima.
El profesor Alan Robock de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, afirmó durante una conferencia en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), en San José, que se asustó cuando una organización asociada a la CIA le preguntó sobre la posibilidad de transformar las técnicas de geoingeniería en armas de guerra.
Robock dice que la investigación en geoingeniería debe estar abierta a nivel internacional para evitar que “se utilice con fines hostiles”.