La tristeza daña el corazón de verdad
Cuando una persona dice “que le han roto el corazón” quiere expresar, metafóricamente, que siente una gran tristeza. Pues bien, la ciencia demuestra que la depresión también daña nuestro sistema cardiovascular.
En personas con buena salud, padecer depresión aumenta la posibilidad de desarrollar problemas coronarios. Más aun, en personas que sufren problemas cardíacos, la depresión aumenta hasta tres veces más el riesgo de sufrir una afección cardiovascular mortal.
Que un problema psicológico pueda dañar el cuerpo, se debe, a que la tristeza activa una serie de «cascadas» de eventos corporales, que inicialmente se adaptan a las situaciones de estrés, pero que cuando se prolongan, terminan dañando al corazón y a los vasos sanguíneos.
Cuando sufrimos una situación angustiosa, nuestro cuerpo lo aceptará y aguantará. Pero si esta situación se prolonga, predispone a los vasos sanguíneos a que acumulen grasa y sectores inflamados en sus paredes, produciendo aterosclerosis. A su vez, el corazón, trabaja más de lo que puede aguantar y se vuelve más sensible a arritmias malignas que pueden terminar en un episodio cardíaco muy serio.
Asimismo, la depresión produce que la sangre coagule más fácilmente y las plaquetas se agreguen también más rápidamente, favoreciendo la aparición de trombos dentro de los vasos.