La píldora del día después que salvó millones de vidas
En la historia de la medicina existen algunos casos que produjeron el efecto contrario a lo que se buscaba inicialmente. Uno de esos casos fue el de la píldora Tamoxifen, con un compuesto anticonceptivo aplicable al concepto de “píldora del día después”. Es decir, que la mujer debía ingerir ese comprimido horas después del acto sexual para no quedar embarazada. Una década después de su lanzamiento, descubrieron que causaba el efecto contrario, puesto que favorecía la ovulación.
La “píldora del día después” que no resultó efectiva
Corría 1962 cuando una empresa británica (Imperial Chemical Industries), investigaba componentes nuevos para una píldora anticonceptiva. La química Dora Richardson probaba este nuevo componente en ratas y el efecto era el perseguido, la anticoncepción. Sin embargo, diez años más tarde, confirmaron que en los humanos no tenía el mismo efecto que en los roedores. Si no que más bien resultaba ser el contrario, favorecía los embarazos que por medio de la píldora procuraban evitar.
La compañía optó por cesar por completo la investigación, sin embargo, el proyecto continuó debido a la persistencia del líder del equipo científico, el Dr. Arthur Walpole. Este científico mantuvo el proyecto activo al amenazar con renunciar si no se mantenía la investigación en curso.
Probaron la misma píldora para combatir el cáncer de mama
En forma paralela a la anticoncepción, hicieron pruebas con la famosa píldora en el tratamiento del cáncer de mamas. Los primeros ensayos, que datan del año 1971 en el Hospital Christie de Manchester, dieron resultados positivos. Además, presentaba la ventaja de que no tenía efectos secundarios. Por razones económicas no continuaron con esta rama de la investigación. Aunque, los ensayos realizados con el medicamento aplicado en el cáncer de mamas dieron lugar a algunas publicaciones y despertó el interés científico en otras partes del mundo.
Esto llevó a la empresa británica a buscar obtener la licencia en 1973 para el medicamento, al que le dieron un nuevo nombre. Sin embargo, debido a la falta de fondos para continuar la investigación, el medicamento no se lanzó al mercado. Tristemente, el doctor Walpole falleció cuatro años más tarde.
Poco tiempo después, la Organización Mundial de la Salud incluyó al compuesto Tamoxifen en la lista de esenciales para el tratamiento del cáncer de mamas.
Los cánceres de mama con receptores de estrógeno son conocidos como cánceres positivos para receptores de estrógeno, lo que indica su dependencia de esta hormona femenina para crecer. El medicamento resulta altamente efectivo, ya que, actúa como bloqueador, ralentizando el crecimiento del tumor. Este medicamento se une al receptor de estrógeno, inhibiendo su función y evitando que el tumor reciba los nutrientes necesarios para su desarrollo.
Durante el año 2020, se registraron a nivel global 2.3 millones de diagnósticos de cáncer de mama, siendo más del 70% de estos casos clasificados como positivos para receptores de estrógeno. A pesar de que el Tamoxifen no cumplió su función como “píldora del día después”, desempeña un papel fundamental en la preservación de millones de vidas.