Gustav Ferdinand Von Kelps, fue un físico y matemático cuya muerte se considera de las más extraordinarias del planeta
El expediente de la policía (número 1209834) declara que Gustav estaba trabajando en un proyecto “secreto” para presentarlo en el instituto de “Matemática y Física Cuántica de Munich“, cuando encendió una máquina que emitía rayos (la policía nunca digo de que rayos se trataban, por que el experimento fue hecho en época de la segunda guerra mundial) que la vecina pudo testificar que vio la luz que salía por la ventana del laboratorio y sintió como un zumbido (como cuando hierve el agua dentro de la pava). Luego una fuerte corriente de aire la tiró a unos 12 o 14 metros del lugar. Los investigadores policiales no podían creer lo que declaraban los testigos: Un haz de luz color violeta, ráfagas de viento, zumbido en el aire (dolores profundo de cabeza, luego del incidente)…etc.
El interior del laboratorio estaba casi intacto, sólo papeles desparramados y algún vidrio roto. El cuerpo del científico nunca fue hallado. Pero lo más interesante del caso, fue cuando 3 meses después del extraño suceso, los nuevos inquilinos estaban acomodando los muebles en la casa. Cuando de pronto ven (4 testigos coinciden en lo mismo) asomar una cabeza por la pared que les dio los buenos días y desapareció en el acto. Los inquilinos testificaron bajo juramento que 4 o 5 veces más vieron a la extraña figura cruzar de pared a pared. Luego de mostrarles fotografías de Gustav, todos aseguraron que era la persona que apareció por la pared.
Decidieron llamar a investigadores, científicos, de varias ciudades para encontrar una explicación a lo sucedido. Se formó una junta de investigación y luego de estudiar el caso por dos meses, concluyeron lo siguiente:
Gustav era la única persona que sabía lo que estaba experimentando. De alguna extraña manera pudo vencer el tiempo y espacio y pasar a otro plano dimensional.
Todos coinciden en que el físico matemático sigue vivo en otro lugar (dimensión) ya que cuando aparece, saluda normalmente y habla con los asombrados moradores del lugar.
En una ocasión un investigador se sorprendió al ver aparecer a Gustav por la pared, aseguró saludarlo y que Gustav le respondió: ¡Buenos días! ¿Bonito día para descubrir cosas nuevas, no? El investigador se quedó tan perplejo que cuando atinó a responder, Gustav ya había desaparecido.