El loco plan para salvar el Ártico
¿Qué hacer contra el calentamiento global? ¿Cómo detenerlo? Estas preguntas obligan a que la ciencia desarrolle ideas nunca pensadas, ante un escenario nunca visto. Entre estas, resalta el loco plan para salvar el Ártico y proteger su hielo.
Uno de los objetivos de la geoingeniería es intervenir en el clima de la Tierra para tratar de contrarrestar el daño causado. Lo que se pensó para el Ártico es espesar el hielo marino. Se busca frenar o incluso revertir el derretimiento ya observado. Lo dice Shaun Fitzgerald, cuyo equipo del Centro para la Reparación del Clima, de la Universidad de Cambridge.
Problema logístico
«Aún no sabemos si es una buena o mala idea», admite. Los investigadores están en Cambridge Bay, una pequeña aldea canadiense en el Círculo Polar Ártico. Están perforando un agujero en el hielo marino que se forma naturalmente en invierno. Luego bombean alrededor de 1.000 litros de agua de mar por minuto a la superficie.
Expuesta al aire frío del invierno, esta agua de mar se congela rápidamente. Así se espesa el hielo de la superficie. El agua también compacta la nieve. La nieve fresca actúa como una buena capa aislante. «Cuanto más grueso sea el hielo en invierno, más tiempo sobrevivirá en el deshielo», explican.
«La gran mayoría de los científicos polares piensa que esto nunca funcionará», advierte Martin Siegert. Es un experimentado glaciólogo de la Universidad de Exeter, que no participa en el proyecto. Sucede que el hielo más salado puede derretirse más rápidamente en verano. Además, es un enorme desafío logístico. Necesitarían 10 millones de bombas con energía eólica para espesar el hielo marino en sólo una décima parte del Ártico.
Otros problemas
Hay una preocupación más fundamental y generalizada con este tipo de proyectos. Se cree que no hay total certeza sobre sus resultados y podría generar nuevas preocupaciones.
Los investigadores del Ártico son muy conscientes de esto. Destacan que simplemente están probando la tecnología. No la utilizarán más ampliamente hasta que se conozcan mejor los riesgos. Están de acuerdo en que la geoingeniería no es una solución milagrosa.
Pero señalan que incluso con una acción rápida, el mundo todavía enfrenta un futuro difícil. El loco plan para salvar el Ártico podría retardar lo inevitable: para el 2050, Océano Ártico estará libre de hielo marino al final del verano al menos una vez. Posiblemente incluso antes.