El físico Max Planck, padre de la física cuántica, intentó convencer a Hitler de que perdonase a los científicos judíos.
Durante la Segunda Guerra Mundial y la persecución de judíos por parte de los nazis, Planck intentó convencer a Hitler de que perdonara a los científicos judíos, pero sin éxito. En aquella época, algunos físicos despertaron la simpatía del régimen nazi debido a su utilidad en el desarrollo de una bomba atóica, como el caso de Heisenberg (al que llamaban el judío blanco) o el propio Planck.