El desarrollo de los dedos y los genitales depende de los mismos genes
Un trabajo sobre el desarrollo embrionario, publicado esta semana en la revista Science, revela que el desarrollo de los dedos y los genitales está regulado por un mismo fragmento de ADN y que probablemente, una de estas estructuras deriva de la otra. El hallazgo explica por qué algunos trastornos genéticos producen malformaciones en estructuras tan dispares a la vez.
Uno de los descubrimientos más importantes y sorprendentes de la biología en las pasadas décadas fue precisamente comprobar que a pesar de la diversidad de formas de los animales hay unas leyes generales comunes a las millones de especies existentes sobre la Tierra. Estas leyes, impuestas por unos pocos genes, determinan donde se disponen de forma precisa y ordenada los diversos órganos y tejidos en el organismo.
Estos genes, denominados Hox o genes arquitecto, establecen territorios invisibles que las células son capaces de detectar. Durante el desarrollo de los mamíferos, el crecimiento y la organización de los dedos esta dirigida por la activación temprana de los genes Hox en regiones muy concretas del embrión. Los genes hox están regulados a su vez por un fragmento de ADN adyacente.
El estudio publicado en Science, dirigido por Denis Duboule, profesor de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y del Instituto Federal de Tecnología de Lausana (EPFL), Suiza, revela que esta misma secuencia reguladora de la organización de los dedos también controla a los genes arquitecto que se ponen en marcha durante el desarrollo de los genitales externos.
El hallazgo indica la existencia de una estructura reguladora ancestral única para ambas estructuras, que con la evolución experimentó pequeñas modificaciones y se convirtió en un mecanismo de control específico de los dedos o los genitales (el pene o el clítoris)
El hecho de que los mismos genes y reglas sirva para construir esas dos estructuras tan diferentes puede explicar por qué algunos síndromes genéticos en humanos se asocian con malformaciones tanto en el pene, como hipospadias (en las que la abertura de la uretra no está al final del pene), como en las manos y los pies, (dedos adicicionales, polidactilia, o muy cortos, braquidactlia).
Estos resultados sugieren que una de estas estructuras evolucionó gracias a la existencia de la otra. Sin embargo, es difícil determinar qué apareció primero, ya que tanto los dedos como los genitales tenían probablemente un gran valor adaptativo en el momento de la transición desde el medio acuático al terrestre. Los dedos eran esenciales para la locomoción en tierra, y los genitales externos para llevar a cabo de forma eficiente la fertilización interna con eficacia fuera del agua.