Los crujidos de los nudillos al comprimir los dedos se deben a burbujas de gas
Nuestras articulaciones se encuentran frecuentemente bañadas por un líquido sinovial, cuya función es evitar el rozamiento y desgaste entre los huesos cuando estos se mueven. Al estallarnos los dedos lo que hacemos es separar los huesos, aumentando el espacio sinovial que existe entre ellos. En el líquido sinovial hay disueltos gases, y cuando el espacio aumenta la presión disminuye y éstos gases pasan de estar disuentos en el líquido a formar burbujas de golpe. Eso es lo que provoca el ruido que apreciamos.
Esto explica por qué si nos estallamos los nudillos y a continuación volvemos a intentarlo no suena otra vez. El gas necesita unos 15 minutos para volver a disolverse en el líquido sinovial.
Por cierto, no existen pruebas científicas que confirmen que estallarse los nudillos sea perjudicial o acabe provocando artritis. Principalmente porque este tipo de estudios llevarían décadas, ya que la artrosis aparece a una edad avanzada. Además, puede deberse a tantas causas que aunque se realizaran estos estudios requerirían un gran número de sujetos y un análisis exhaustivo de sus condiciones.
El único caso conocido es el del médico Donald L. Unger, de la Universidad de California. Durante 60 años se crujió a diario los nudillos de la mano izquierda, pero no los de la derecha. La conclusión a la que llegó tras esas seis décadas de «experimento» fue que tenía artritis en ambas manos. Por este trabajo le otorgaron el Ig Nobel de Medicina en el año 2009.