Ayer leí
mos la noticia sobre un planeta muy semejante a la Tierra pero que está a 1.400 años luz. Ten en cuenta que, si ese planeta estuviera observándonos ahora mismo, nos vería tal y como estaríamos en el siglo VII, ya que la luz tardaría todo esos años en ser reflejada por Kepler-452b a nuestros ojos, así que imagínate a la distancia que está. Escribiendo el artículo nos surgió una pregunta, ¿cómo podemos detectar planetas a tantísima distancia?
En nosabesnada.com somos muy curiosos y no pudimos evitar la tentación de indagar cómo podemos enviar un satélite que orbite cerca del Sol y que pueda detectar objetos tan lejanos y que, probablemente, nunca podamos ver de ‘cerca’.
Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de física aplicada en la Universidad de Alcalá de Henares y autor de «Quemando el futuro: clima y cambio climático«, escribió una metáfora muy simple con la que podemos entender cómo observar planetas a tantísima distancia.
«La nave Kepler lleva un único instrumento, un telescopio que podía visualizar constantemente medio millón de estrellas; la idea era tener esas estrellas en el campo de visión de Kepler y monitorizar 150.000 de ellas, las más parecidas al Sol», para así poder encontrar planetas como el nuestro, que tengan una estrella similar y a una distancia comprensible para poder albergar vida.
«Cuando un planeta pasa por delante de la estrella que orbita es como cuando una mosca pasa por delante de la lámpara con la que estamos leyendo: Detectamos una ligerísima variación de la intensidad de la luz que recibimos.»
«Si el telescopio de la nave Kepler monitorizaba constantemente las 150.000 estrellas seleccionadas podía detectar si delante de alguna de ellas pasaba una »mosca». Si este paso se repite tres veces en la observación de esa estrella, se puede pensar que la estrella tiene un planeta que da vueltas a su alrededor. Comparando el tamaño de la estrella, su lejanía, y el tamaño de la »mosca» que pasa delante de la estrella se puede determinar el radio en kilómetros del posible planeta.»
