Células cerebrales humanas cultivadas aprenden a jugar al Pong
La bioingeniería celular no deja de sorprender a científicos y neófitos. Científicos de Australia crearon minicerebros con células cerebrales humanas. Mediante impulsos eléctricos lograron que compitan en un videojuego. El elegido es una versión modificada del Pong.
Logran que células cerebrales humanas cultivadas jueguen al Pong
Las células humanas fueron cultivadas en una placa de Petri y se les enseñó a jugar al Pong. Para aprender el juego las células tardaron solo 5 minutos. Los minicerebros aventajaron claramente a la Inteligencia Artificial. La IA tardó más, aprendió el juego luego de 90 minutos.
Los científicos de la empresa Cortical Labs generaron estos minicerebros in vitro con miles de células humanas. Aunque no es la primera vez que se hacen este tipo de estudios, sí es la primera en que se logra que completen un objetivo concreto. A estos minicerebros se les dio el nombre de Dish Brain.
Juegan una versión simplificada del juego
El logro se puso en marcha cuando los investigadores generaron una versión simple del Pong. En esta versión únicamente puede jugar un jugador. Luego enviaron a izquierda o derecha, señales con impulsos eléctricos. De esta forma enseñaron al Dish Brain la ubicación de la “pelotita”. Luego el minicerebro “movía” sus neuronas para ubicar la pala y contactar la “pelotita”. El artículo fue publicado en la revista Biorxiv, aunque todavía está sin la revisión de la comunidad científica.
Las células cerebrales fueron cultivadas en una placa de Petri en una cantidad de entre 800 mil y un millón. La placa cuenta con un conjunto de micro electrodos que producen la estimulación de las células. Los científicos se refieren a estos Dish Brains como si estuvieran en la película Matrix.
Los minicerebros son más rápidos que la IA pero menos eficientes
Ellos forman parte de la red neuronal dentro de un ordenador. Cuando están jugando, estos minicerebros asumen el rol de ser la pala. Sin embargo, aclararon los investigadores que, no obstante ser mucho más rápidos en aprender el juego que la IA, no son tan eficientes.
A la hora de jugar pierden los juegos en los ordenadores como Deep Mind. Aunque en el momento del aprendizaje, la IA tardó unos 5000 rallies. Cada Rallie es una sesión de videojuego de unos 15 minutos. Los Dish Brain tardaron solo entre 10 y 15 rallies en la misma tarea.
Los científicos australianos lograron demostrar que una sola capa de neuronas corticales cultivadas in vitro, puede autoorganizarse. Puede además demostrar que contiene inteligencia y ser sensibles cuando se les enseña una tarea.
La ciencia ya demostró que minicerebros cultivados en laboratorio pueden desarrollar ojos. Por esta causa no es extraño que la bioingeniería enseñe a estas células a jugar videojuegos simples. Veremos con que nos sorprenden en un futuro cercano.