Así será el Sol cuando muera
Estudiar cómo evolucionan las estrellas es muy importante en la comprensión para saber de dónde vino la Tierra, y hacia dónde va el Sistema Solar.
Un ejemplo fenomenal de estrellas moribundas es Johoutek 4-55 (4-55K), una ex-gigante roja a 4.600 años luz de distancia, en la constelación de Cygnus. En una imagen tomada por el telescopio Hubble en 2009, y recientemente re-lanzada por la Agencia Espacial Europea, podemos ver uno de los eventos más fascinantes de la evolución estelar: la formación de una nebulosa planetaria.
Las estrellas producen energía mediante la fusión de hidrógeno en su núcleo. El proceso tiene una duración de miles de millones de años, pero con el tiempo, el centro se llena de helio y acaba contrayéndose sobre sí mismo. Esto provoca que se libere una cantidad enorme de energía, creando un espectáculo de luz, y la estrella se expande más allá de su tamaño original.
Se espera que nuestro Sol se convierta en una gigante roja en unos cinco millones de años, y se espera que crezca lo suficiente como para engullir a Mercurio, Venus e incluso la Tierra. Pero el estado de gigante roja es, tan sólo, el principio del fin.
Las capas exteriores de estas estrellas en estado de envejecimiento están limitadas, por lo que la energía producida en su centro sopla el gas de la carcasa exterior y comienza a perder masa. Las capas externas se expanden muy lejos de la estrella, formando una nebulosa planetaria. El nombre, como podéis comprobar, es un término equivocado: cuando William Herschel observó por primera vez una de estas nebulosas, pensó que era un planeta.
En el caso de 4-55K vemos algo aún más inusual, ya que los diferentes elementos se han separado y han formado una estructura de anillo concéntrico. Dentro del anillo, en el centro, hay una abundancia de hidrógeno (en verde) y oxígeno (en azul). Todo el sistema está rodeado por un gran halo rojo tenue emitido por el hidrógeno ionizado.
Pero una estrella muerta no es sólo una curiosidad morbosa; todavía hay muchas cosas que no se saben acerca de cómo las estrellas se acercan a su destino. Y las estrellas moribundas han enriquecido el universo con elementos, formando nuevas estrellas, planetas, y quien sabe, quizá también a nosotros.