A un hombre le cambiaron de sexo cuando aún era un bebé
Bruce y Brian, gemelos, nacieron en Winnipeg, Manitoba. A los dos se les diagnosticó fimosis cuando apenas tenían 6 meses, por lo que, dos meses después, se les circuncidó. La operación de Brian salió bien, sin embargo, el método de cauterización utilizado en Bruce le acabó quemando el pene. Preocupados por su hijo, los padres llevaron a su hijo a un especialista en el Hospital John Hopkins. Allí acabaron en la consulta de John Money, un psicólogo que era uno de los impulsores de la teoría de la neutralidad de género, que sostenía que la identidad de género se aprendía durante la infancia y, por tanto, podía ser cambiado. Por aquel entonces los médicos opinaban que era imposible hacer un pene operativo, y que resultaba más fácil implantarle una vagina funcional, teniendo más posibilidades de madurar como mujer.
A los 22 meses se le extirparon los testículos y se le cambió el nombre por Brenda. Fue criado como una niña pero, sin embargo, el nunca se sintió como tal. En la adolescencia se le administraron hormonas para que le creciera el pecho y el doctor Money le hacía visitas anuales para comprobar sus avances y usarlo como parte de sus investigaciones. Para David, estas visitas resultaban un trauma más que una terapia.
A los 14 años decidió asumir su papel masculino, cambió su nombre por David, y, en cuanto tuvo oportunidad, se realizó multitud de operaciones para volver a su estado natural, incluyendo inyecciónes de testosterona, una mastectomía doble y dos operaciones de faloplastia. En 1997, su historia quedó registrada en el libro: “As Nature Made Him: The Boy Who Was Raised as a Girl”.
La huella psicológica, los problemas financieros, el abandono de su mujer y la muerte de su hermano llevaron a David al suicidio en 2004, siendo la primera persona sin ninguna anomalía en su diferenciación sexual al que le resignaron su sexo.