Según la NASA, los esfuerzos para reparar el agujero de la capa de ozono están funcionando
En 1987 se firmó el Protocolo de Montreal como respuesta al agujero en la capa de ozono descubierto dos años antes en la Antártida: las naciones del mundo se unían entonces para salvar el planeta de los productos químicos conocidos como clorofluorocarbonos (CFC). Ahora, tres décadas después, un satélite de la NASA ha confirmado que esas medidas (eliminar el uso de los CFC en cosas como aerosoles o refrigerantes) han funcionado.
Un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters muestra los frutos de este tratado. Usando datos del satélite Aura, los científicos han descubierto que ha habido un 20% de desgaste en la capa de ozono de la Antártida desde 2005.
«Vemos claramente que el cloro de los CFC ha disminuido en la capa de ozono, y eso está haciendo que se destruya menos», afirma la directora del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA.
Cada septiembre se forma un agujero de ozono sobre la Antártida, a medida que llega el invierno en el hemisferio sur. Esto se debe a que los rayos del sol permiten que el cloro y el bromo, que provienen principalmente de los CFC, reaccionen con el ozono.
Gracias a la Sonda de Microwave Limb Sounders (MLS) en el satélite Aura, los científicos han podido observar en este estudio cómo los niveles de ozono han cambiado en comparación con los químicos en la atmósfera año tras año. Si bien hemos visto que la pérdida de ozono está disminuyendo desde que se introdujo la prohibición de los CFC, este estudio es el primero en demostrar que es el resultado directo de la disminución de estos químicos.
«Todo esto es evidencia de que el Protocolo de Montreal está funcionando» escribe el equipo en su artículo. Esta conclusión fue extraída al estudiar la región a mediados de octubre, cuando el cloro se había convertido en ácido clorhídrico. Al medir cómo se compara esto con el óxido nitroso, que se comporta como los CFC pero no está disminuyendo, el equipo pudo encontrar que los niveles de cloro disminuían en un 0,8% anual.
Y eso ha sido suficiente para disminuir el estrés de la capa de ozono en los meses de invierno. Los CFC pueden tardar entre 50 y 100 años en desaparecer por completo, por lo que el progreso es bastante lento. Puede que no sea hasta 2060, o quizá hasta 2080, que el agujero de la capa de ozono haya desaparecido por completo.
Pero el Protocolo de Montreal es un claro ejemplo de cómo el mundo puede unirse para resolver problemas ambientales. Así que sirva de ejemplo para las problemáticas de hoy en día.