8 leyes de Murphy con base científica
La Ley de Murphy asegura que, si algo puede salir mal, saldrá mal. Este tal Murphy era ingeniero aeroespacial, y su nombre completo es Edward Aloysius Murphy, y formuló su ley el año 1949 tras descubrir que, todos los electrodos colocados en un arnés para medir los efectos de la aceleración y desaceleración en pilotos estaban mal colocados.
Muchos utilizamos la ley de Murphy como algo supersticioso, pero sí es cierto que, en algunos casos, tiene más fundamento del que puede parecer.
1. Si algo puede salir mal, saldrá mal. Cuanto más tiempo y trabajo comporte una tarea, más fácil será que en algún momento surja algún contratiempo. Es decir, si a algo le damos el tiempo suficiente como para que pueda ocurrir, el hecho de que algo pueda salir mal se cumplirá a menudo. Aunque cabe puntualizar, ya que teóricamente el enunciado original dice que «si hay dos o más maneras de hacer algo y una de ellas puede resultar en una catástrofe, alguien se decidirá por esta».
2. La tostada siempre cae en el lado de la mantequilla/mermelada. Este enunciado fue probado por Robert Matthews, junto con otras afirmaciones de la ley de Murphy, y según afirma su experimento, la altura de la caída es determinante para que esta situación se de, ya que la rebanada de pan, untada o no, «no tiene tiempo para dar una vuelta completa y volver a caer bocarriba al llegar al suelo si no hay la suficiente altura».
3. La información más importante de cualquier mapa está en el borde. Si hacemos caso de las matemáticas, si cogemos un centímetro del área de un plano, estamos abarcando el 28% del área total. Si ampliásemos el borde a dos centímetros, estaríamos hablando de un 47% de área abarcada.
4. Los calcetines siempre se pierden en la lavadora. El mismo Robert Matthews probó este hecho, con la ley de probabilidades y combinatoria. Según él, con independencia de qué ocurre con los calcetines en la lavadora, «la pérdida aleatoria de calcetines siempre es más probable que cree el número máximo posible de calcetines impares». Si perdemos sólo un calcetín, ya tendremos uno suelto; como ya no nos lo pondremos, el próximo que perdamos al hacer la colada será otro que tenga pareja, por lo que ya tendremos dos calcetines desparejados.
5. La otra cola del supermercado es siempre más rápida. Hay dos motivos por los cuales nos puede dar la impresión de estar en la cola más lenta: la primera es porque la cola más lenta suele ser la que más gente tiene, y en consecuencia, es en la que seguramente estemos por posibilidad. Y dos, si sólo escogemos una cola y hay, por ejemplo, cuatro, hay un 75% de posibilidad de que al menos una de las otras colas sea más rápida que la nuestra. Esta ley puede explicarse también en los atascos.
6. Si llevamos un paraguas cuando hay previsión de lluvia, no lloverá. Óbviamente, no hay una relación entre el hecho de llevar paraguas y llover. Pero, ¿por qué es tan habitual esto? El mismo Matthews nos lo explica: aunque las predicciones de lluvia son cada vez más acertadas, hay que tener en cuenta que, si vivimos en un sitio con pocas probabilidades de llover, la mayoría de estas veces se errará en la predicción. Luego, también tenemos que tener en cuenta que llueva en esas horas en las que estás en la calle, y no trabajando o en casa.
Si tenemos en cuenta ambos factores, es muy probable que llevemos el paraguas innecesariamente.
7. No importa cuántas veces se demuestre una mentira, ya que aún habrá un porcentaje de personas que creerá que es verdad. Hay muchos motivos que dan la razón a esta expresión, y es que los rumores exitosos juegan con nuestras emociones y ansiedades, o se dirigen hacia nuestras inclinaciones y sesgos. Además, a medida que los rumores se difunden, les damos aún más credibilidad símplemente por el hecho de que los oímos más.
8. Siempre encuentras las cosas en el último sitio en el que las miraste. La razón es muy obvia: no seguimos buscando después de encontrarlas. Imagínate que has perdido las llaves, y sigues la siguiente ruta: salón, armario, escritorio, cama y mesita de noche, y las llaves se encuentran en éste último. Si alterásemos el orden de la búsqueda, y mirásemos en la mesita de noche en tercer lugar, aún seguiría siendo el último sitio a pesar de que el proceso haya sido mucho más corto.