Crearon un embrión sintético con una sola célula
Se extrajo de la oreja de un ratón
La hazaña la consiguió un equipo de investigadores del Instituto Salk de Estados Unidos. Hace unos días crearon un embrión sintético, usando una sola célula, extraída de un ratón. Específicamente, de su oreja. Tiene una estructura similar a un blastocisto, un embrión de cinco o seis días de desarrollo.
Se ha generado en un cultivo celular. No necesitó de la participación de óvulos ni espermatozoides, las células sexuales necesarias para la reproducción de los mamíferos. Tampoco se han utilizado células de embriones, como requieren las técnicas de clonación. La nueva forma de «vida» surgió de una única célula.
El resultado es una «bola» de solo cien células, que ya tiene lo necesario para generar un organismo vivo de un mamífero. Siempre que se implantara en el útero. Los científicos, que detallan su logro en la revista «Cell», aseguran que su propósito solo tiene fines de investigación. Quieren estudiar el desarrollo de los primeros estadíos embrionarios, donde suceden algunos de los acontecimientos más importantes en la vida del ser humano. Y hacerlo sin destruir embriones. Pero de todos modos, la ética del proceso es discutida.
Pronto serviría para trasplante de órganos
Los científicos del Instituto Salk, liderados por Juan Carlos Izpisua, llamaron «blastoide» a este embrión sintético. Esta estructura contiene los tres tipos de células primordiales de dónde proceden todas las células de un organismo adulto, las que formarán la placenta y la masa celular interna que conducirá al desarrollo del feto. También posee el tamaño de un embrión y muestra el mismo perfil de expresión genética. Parece y se comporta como un embrión, aunque aún no es funcional. Es decir, si se implantara en una hembra de ratón no daría lugar a un embrión funcional porque sus células crecen formando un tejido caótico y desorganizado.
Izpisua cree que el proceso se puede perfeccionar hasta conseguir un «blastoide» totalmente funcional. La idea es que sirvan de semilla de los organoides que puedan usarse como fuente para el trasplante de órganos.
Los blastoides también serán un buen modelo para estudiar la fertilidad y defectos tempranos en el desarrollo embrionario. Imitan perfectamente lo que ocurre en la naturaleza. Podrá evaluarse, por ejemplo, los efectos en la gestación por falta de nutrientes, la exposición a toxinas o una variedad de mutaciones genéticas o epigenéticas por la interferencia del entorno.
Reprogramando células
El proceso para generar los «blastoides» parte de unas células de la piel (fibroblastos de la oreja de un ratón). El objetivo es reprogramarlas, dar marcha atrás a su reloj biológico para devolverlas a su estado inicial. Esa nueva célula reprogramada se llama iPS y se comporta como si fuera embrionaria, es decir es capaz de convertirse en cualquier tipo celular. Después agruparon varias iPS en medios de cultivo con una solución química para aumentar su capacidad de desarrollo y pronto empezaron a formar conexiones entre sí hasta formar el blastoide o embrión sintético.
¿Cuál sería el gran resumen de historia? Vamos, que pronto crearemos órganos con la misma facilidad que una impresora 3D. Por supuesto, el debate ético siempre se encenderá cada vez que se hable de este tipo de manipulaciones. ¿Qué nos deparará el futuro?