Científicos crean, por casualidad, una enzima que come plástico
Hace apenas unos años, un grupo de investigadores encontró una bacteria mutante que se alimentaba de plástico y que había evolucionado en un basurero japonés. Ahora, los expertos han aprovechado el potencial de esta bacteria al crear, accidentalmente, una enzima que es capaz de digerir plásticos contaminantes.
Esta enzima podría usarse como solución futura para los millones de toneladas de plástico que entran en los océanos del mundo cada año, y que tardan en descomponerse durante cientos de años.
«Pocos podrían haber predicho que, dado que los plásticos se hicieron populares en la década de los 60, enormes parches de plástico flotarían en los océanos o se acumularían en las playas de todo el mundo», afirma el profesor John McGeehan, director del Instituto de Biología y Biomedicina de la Universidad de Portsmouth.
«Es cierto que todos podemos jugar un papel importante en el tratamiento del plástico, pero la comunidad científica, que fue la que creó este material, ahora debe usar todo su potencial para desarrollar soluciones», añade.
Los investigadores de Portsmouth y el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de EE.UU en realidad estaban examinando la estructura de la enzima de las bacterias japonesas originales, pero diseñaron sin querer una enzima que era incluso mejor para descomponer los plásticos.
«La casualidad a menudo juega un papel importante en la investigación científica, y nuestro descubrimiento no es una excepción», afirma el profesor McGeehan.
La enzima, conocida como Ideonella sakaiensis 201-F6, es capaz de descomponer eficazmente el polietileno tereftalato (PET), una forma prolífica de plástico que se usa regularmente para fabricar botellas de plástico y envases de alimentos y es notoriamente difícil de degradar. También puede consumir urendicarboxilato de plietileno (PEF), un sustituto cada vez más común de los PET.
A día de hoy, el mundo continúa produciendo 311 millones de toneladas de plástico cada año. Para 2050, se espera que los desechos en los océanos supere a los peces. No hay soluciones fáciles, pero nuevos avances como este ofrecen un atisbo de esperanza en nuestra gigantesca batalla por la contaminación plástica.
«El proceso de ingeniería para crear esta enzima es muy similar a lo que se utiliza actualmente en detergentes para biolavado y en la fabricación de biocombustibles», afirma el experto. «La tecnología existente existe y hay la posibilidad de que en los próximos años se vea un proceso industrialmente viable para convertir el PET y PEF en productos reciclables de manera sostenible».