Un médico construye una máquina que ayuda a morir a las personas
En 1996, Philip Nitschke se convirtió en el primer médico en administrar legalmente una inyección letal a uno de sus pacientes.
Ahora ha creado Exit International, una organización que promueve la eutanasia voluntaria. Inicialmente, solo hablaba de la muerte digna para los enfermos terminales; pero desde hace un tiempo ha cambiado de opinión: ahora cree que la eutanasia no debe estar limitada por X condiciones, sino que es algo que cada persona tiene derecho a elegir.
En los últimos años, se ha dedicado al diseño de Sarco, una máquina suicida imprimible en 3D que, según él, permitirá que la gente muera pacíficamente. Debido a esta nueva invención, en las últimas semanas tanto él como sus ideas han recibido mucha atención por parte de los medios.
Según afirma en declaraciones a Tonic, mucha gente argumenta que «no existe el suicidio racional», puesto que consideran que «un deseo de muerte es, por definición, el resultado de una enfermedad psiquiátrica». Su contrargumentación es que «si la vida es un regalo, también se permite regalarla. De lo contrario, ¿no sería una carga en vez de un regalo?».
Su uso es sencillo. Utiliza nitrógeno líquido, que se puede comprar legalmente. Tras entrar en la máquina, el elemento comienza a fluir. Después de un minuto y medio comienzas a sentirte desorientado; unos minutos más tarde pierdes el conocimiento. En cinco minutos, ya no estás.
El doctor afirma que «la única manera de controlar el ataúd es desde el interior, por lo que no es posible asesinar a alguien con él. También puede elegirse una vista oscura o transparente, de modo que puede llevarse la máquina a algún lado si se prefiere una vista determinada. Por si acaso el usuario se arrepiente, hay una ventana de emergencia que se abre de inmediato al hacer clic en ella, lo que permite que el oxígeno fluya hacia dentro de la máquina.