Fue la forma de nuestro cerebro, y no el tamaño, quien hizo posible la civilización
El tamaño del cerebro humano creció drásticamente durante millones de años; el aumento de la inteligencia que lo acompaña se puede rastrear en la sofisticación de las herramientas que acompañan a la expansión de los cráneos a través de los registros fósiles. Sin embargo, a los antropólogos les ha intrigado el hecho de que hubo una larga pausa entre el momento en que los cerebros dejaron de crecer y el gran florecimiento de la cultura y las tecnologías.
El doctor Simon Neubauer reexaminó 20 moldes de cráneo de los primero Homo sapiens. Junto con sus compañeros en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, Simon informa en Science Advances que «hace 300.000 años, el tamaño del cerebro en los primero Homo sapiens ya cabía dentro del rango de los humanos actuales«.
Pero ese no es el final de la historia. «La forma del cerebro, sin embargo, evolucionó gradualmente dentro del linaje de los Homo sapiens, alcanzando la variación humana actual entre hace unos 100.000 y 35.000 años», afirma el documento. Este momento es significativo porque coincide con el aumento de muchos de los comportamientos que consideramos específicamente humanos, incluida la emigración de África.
Como señalan los autores, los cerebros no se fosilizan bien, por lo que debemos estimar la forma del órgano pensando de nuestros antepasados desde el interior de sus cráneos. Sin embargo, sabemos que nuestros propios cerebros son globulares con «áreas parietales abruptas frontales, abultadas y redondeadas». Los cerebros de otros simios vivos grandes tienen formas muy diferentes, y los cráneos de otras especies extintas de Homo también son muy diferentes a los nuestros.
Los neandertales, por ejemplo, tenían cajas cerebrales ligeramente más grandes que las nuestras, en relación con el tamaño del cuerpo, y un eje mucho más largo de adelante hacia atrás. La forma diferente parece haber surgido temprano en la infancia de los neandertales y los humanos modernos, en el momento en que el cerebro se desarrolla más rápidamente. Las comparaciones genéticas entre los humanos modernos y los neandertales proporcionan una indicación de los cambios que impulsaron estos cambios diferentes.
Los cráneos humanos fosilizados en Marruecos hace unos 300.000 años no solo tenían cajas cerebrales de tamaño similar al nuestro, sino caras y mandíbulas de apariencia moderna. Sin embargo, la parte posterior de sus cráneos era bastante diferente.
La expansión de ciertas regiones cerebrales, particularmente el cerebro, asociada con el lenguaje y la cognición social, entre otras características, puede haber permitido importantes avances que ocurrieron al mismo tiempo.
Estos incluyen el uso de pigmentos, la adopción de ornamentos y los comienzos del arte simbólico que hicieron mucho para hacer de nosotros quienes somos.