Comienzan a utilizar excrementos de perro para iluminar farolas
Los desechos orgánicos pueden utilizarse, aunque de forma defectuosa, como fuente de energía cuando se quema. Como destaca una publicación en The Guardian, ya hay sitios donde la caca de perro puede electrificar una farola.
Hace unos años, Park Spark apareció en Massachussetts. Los desechos de perro se vierten en un «digestor» donde las bacterias descomponen los compuestos de forma anaeróbica, sin usar oxígeno. La mezcla excretora se diluye un poco para permitir que el subproducto más importante, el metano, se desplace hacia arriba, donde se quema para producir energía térmica, que se convierte en electricidad para las farolas.
Ahora el diario británico explica que hay un equivalente en el Reino Unido. Un inventor, cansado de encontrar bolsas llenas de excrementos en los arbustos cerca de su casa, ha diseñado un aparato similar al del Park Spark. Gracias a él, 10 bolsas de deshechos pueden alumbrar una farola durante dos horas.
La esperanza en la que se sustenta ambos proyectos es en el hecho que este recurso puede encontrarse en cualquier país, ciudad o calle. Obviamente no revolucionará la forma en la que obtengamos energía -eso es una revolución que tendrá que ser gracias a la energía eólica, solar y quizá nuclear-, pero es bastante agradable ver que los desperdicios se aprovechan bien. De hecho, según Poo Power «los desechos de 100.000 personas pueden generar 51 kilovatios de electricidad, suficiente para 500 bombillas«.
Según informa BBC, hay varias compañías que apuntan en hacer de los excrementos un elemento útil. Inspirado por una empresa noruega, otra empresa con sede en el Reino Unido decidió utilizar este tipo de energía para reducir la factura de electricidad en un 20%.
Pero tiene inconvenientes. Liberar o quemar metano se suma a la ya enorme huella contaminante del mundo, aunque no tanto como otros métodos. Podría ser, quizá, una opción muy útil para países menos desarrollados.