Insectos, camuflaje y el futuro de la invisibilidad
Las micropartículas sudoríparas de los insectos no solo repelen el agua de sus alas, sino que también alteran las longitudes de onda de la luz, lo que podría ser muy útil para los investigadores que trabajan en el camuflaje perfecto para las personas.
La calve para inventar un dispositivo de camuflaje perfecto es encontrar una manera de absorber la luz de una manera que oculte el objeto que se está viendo, y es exactamente lo que hacen las saltahojas -un insecto de la familia de los Cicadellidae- según un nuevo estudio.
Científicos de la Universidad de Pensilvania han inventado materiales sintéticos que imitan las micropartículas utilizadas por los saltahojas, llamadas brochosomas, utilizando agujeros a nanoescala para absorber la luz desde todas las direcciones en un amplio rango de frecuencia.
Los brochosomas son como una especie de balones de fútbol muy pequeños, pero hasta ahora los expertos tenían muchos problemas para recrearlos con materiales artificiales. Pero gracias a un complejo proceso electroquímico, los investigadores han logrado producir algunas partículas similares, capaces de capturar hasta el 99% de la luz, desde el ultravioleta y llegando casi al infrarrojo.
Ser capaz de producir una capa de invisibilidad está muy lejos de ser algo posible y viable en este momento; de hecho, algunos físicos dicen que es imposible, pero los investigadores creen que sus hallazgos, inspirados en los saltahojas, puede usarse en varios materiales.
Según Tak-Sing Wong, uno de los miembros del equipo, «puede usarse en supercondensadores y baterías; debido a su gran área de superficie, esta partícula podría ser un buen electrodo para las baterías y permitir una mayor tasa de reacciones químicas».