Dinamarca y el desperdicio alimentario
Dinamarca ha conseguido, en solo 5 años, reducir un 25% el desperdicio alimentario
En el mundo se desperdician alrededor de 1.300 millones toneladas de alimentos. El total de agua utilizada para producir estos alimentos que se tiran es de 250km3, que equivale a 3 veces el volumen del lago de Ginebra.
Estos datos a nivel español son de 7,7 millones de toneladas. Del desperdicio total un 42% se produce en los hogares, un 39% en la fase de fabricación, un 14% en la restauración y un 5% en a la distribución.
El principal problema está en los hogares y en como el consumidor se comporta a la hora de comprar.
Como ejemplo de lucha y concienciación está Dinamarca, que en solo 5 años ha conseguido reducir un 25% el desperdicio alimentario, pero ¿cómo lo ha conseguido?
La razón tiene nombre y cara, y esta es Selina Juul, una activista rusa-danesa que en 2008 creo una organización, Stop Wasting Food. A través de esta organización empezó a hacer campañas en contra del desperdicio alimentario.
Su principal objetivo fueron los supermercados, ya que es allí donde los consumidores adquieren toda esta cantidad de comida que después desperdiciaran. Junto los supermercados sería más fácil cambiar el comportamiento de los consumidores, así que una de las ideas que propuso fue dejar de hacer el típico descuento 3×2 (muy típico en España) para hacer descuentos en la unidad. Su planteamiento era ¿para qué comprar 3 si solo necesitamos 1?
Un supermercado muy famoso en Dinamarca, Rema 1000, le gustó la idea y fue uno de los primeros supermercados en poner en práctica las ideas de la activista. El resultado de aplicar descuentos en la unidad hizo que a final del día casi no quedarán frutas ni verduras.
Otro de los objetivos de Selina Juul fue cambiar la percepción que se tenía a los productos que estaban cerca de su fecha de caducidad.
En vez de dejarlos apartados y que nadie los comprara propuso bajarles el precio para que la gente los comprara para consumir ese mismo día. Esta práctica a día de hoy la llevan a cabo casi todos los supermercados del país, que diferencian estos productos con neveras a parte y con una pegatina amarilla.
Los productos con la fecha de caducidad cerca no están estropeados, y muchas veces aún pueden tardar varios días más a estropearse.
En un segundo paso entraron los restaurantes. Estos también son un foco importante de desperdicio así que lo que han hecho ha sido un App.
En esta App puedes comprar comida a última hora y la compras a un precio super reducido, entre 4 y 5 euros por bolsa.
Ha tenido tal éxito esta aplicación que por la noche puedes ver largas colas de jóvenes esperando para recoger su bolsa de “Too good to go”. A parte de restaurantes también hay panaderías para que compres el pan que les ha sobrado.
Todas estas acciones han conseguido crear conciencia y hacer que Dinamarca poco a poco vaya haciendo más pequeña su huella contaminante en el mundo.
Gracias a este tipo de iniciativas también ha nacido un supermercado WeFood, donde solo se venden productos “feos”, como fruta tocada o verdura, y también productos caducados que aún se pueden comer.
Pero no solo están concienciados con el desperdicio de los alimentos sino también con la ropa, los muebles…etc. En Dinamarca en cada calle se puede encontrar una tienda de segunda mano donde encontrar corbatas verdes, pantalones, zapatos o electrodomésticos que funcionan perfectamente.
Dinamarca es un buen ejemplo de que si queremos podemos cambiar nuestros hábitos y conseguir cambiar nuestro mundo por uno mejor.