¿Qué pensaban de los eclipses las culturas antiguas?
El 21 de agosto, gran parte de Estados Unidos pudo disfrutar del primer eclipse solar total visible en la zona desde 1918. Anteriormente, este fenómeno llevaba consigo muchísimas supersticiones y mitos que, gracias a la ciencia, se han ido borrando mediante el conocimiento del Sistema Solar y el universo. Pero, ¿qué pensaban las personas del planeta cuando aún no sabíamos nada del cielo?
El historiador griego Heródoto escribió historias sobre cómo el filósofo y astrónomo Thales de Mileto logró predecir con éxito el eclipse solar del 28 de mayo de 585 a.C.. Aunque esta predicción ha tenido dudas sobre su veracidad, se dijo que el eclipse se levantó durante una batalla entre los medos y los lidios. Los soldados creían que habían sido amenazados o bendecidos con el eclipse, por lo que dejaron sus armas y terminaron el combate. Pero desafortunadamente, no todos los mitos que rodean los eclipses solares son pacíficos.
Los aztecas son famosos por su amor al sol. Por lo tanto, puedes imaginarte la que cogían cuando ocurría un eclipse. Fray Bernardino de Sahagún fue un misionero durante la conquista española del siglo XVI que documentó un eclipse total el año 1595.
Según Edwin C. Krupp, director del Obsevatorio Griffith, en Los Ángeles, Fray Bernardino informó de que «habían gritos por todas partes; las personas de tez clara eran asesinadas, y creían que si el Sol era tapado por completo, sería así para siempre. Decían que los demonios de la oscuridad iban a bajar y que se comerán a todos los hombres».
Los eclipses solares fueron vistos por muchas culturas antiguas como una bestia vengativa que se tragaba el Sol. El pueblo de Shan -ahora Vietnam- creyó que era un espíritu malvado en forma de sapo que engullía el astro. Los vikingos creían que eran un par de lobos que perseguían el Sol de lejos. Y los Buryats de Siberia decían que era un oso gigante.
Para los antiguos chinos, eran dragones. De hecho, una de las primeras palabras que describe el eclipse –shih o chih– se traduce como «comer». Como nadie quería que el temible dragón se tragara el Sol, los antiguos chinos golpeaban tambores y macetas para asustarle.
El pueblo de Batammaliba, de África occidental, tiene una de las interpretaciones más optimistas de los eclipses. Según su leyenda, el eclipse se produce porque la Luna y el Sol se caían, por lo que la gente tenía que tratar de animarles para que volvieran a su lugar. Una vez que lo conseguían, se tomaba como un símbolo para hacer las paces con viejos enemigos y reconstruir nuevas amistades.