¿Por qué son tan grandes las ballenas?
Las ballenas son los animales más grandes y pesados de la Tierra
Se sabe que las ballenas descienden de animales prehistóricos que vivieron en la tierra hace millones de años. Estos ancestrales y gigantes mamíferos marinos pueden llegar a pesar más de 150.000 kilos, siendo los animales más pesados del mundo animal. También son los animales más largos que existen, sobre todo la ballena azul, que alcanza más de 30 metros de largo. Sin embargo, no siempre han destacado por su gran tamaño, pues hace cincuenta millones de años las ballenas eran animales terrestres más bien pequeños. Su aspecto recordaba a un perro con pezuñas y una cola muy gruesa. Más tarde se «lanzaron» al agua, sus patas se transformaron en aletas y empezaron crecer. A continuación, te explicamos por qué y cómo.
¿Por qué se «mudaron» al agua?
En cuanto a tamaño se refiere, el agua es un factor clave, puesto que fue en este hábitat donde dieron el estirón. En la tierra habría sido más complicado, dado que la fuerza de la gravedad dificulta el movimiento a los animales muy pesados. Sin embargo, está claro que las ballenas no se mudaron al agua para aumentar su tamaño… fue más bien una cuestión de supervivencia.
Seguramente, las condiciones ambientales terrestres no eran muy favorables. Es posible que tuvieran dificultades para encontrar alimento en tierra. También el calor pudo haber tenido algo que ver.
En todo caso, con los años, empezaron a pasar más tiempo en el agua que en la tierra y sus garras empezaron a resultar inútiles… de modo que evolucionaron a aletas, que les permitían moverse mejor en el medio acuático.
Más tarde, hace entre 20 y 30 millones de años, desarrollaron la habilidad de filtrar el alimento, pudiendo tragar enormes cantidades de presas pequeñas de un solo bocado. Aunque en ese punto todavía no dieron el estirón, para eso hubo que esperar unos cuantos millones de años más.
¿Cuándo crecieron tanto las ballenas?
El tamaño de las ballenas ha intrigado a biólogos de todo el mundo durante cientos de años, pero no fue hasta hace poco cuando Graham Slater, biólogo evolutivo de la Universidad de Chicago, dio con la explicación. Su estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society B, incluyó las medidas de 140 especímenes de ballenas y consistió en crear un modelo estadístico para analizar la evolución del tamaño de estos cetáceos a lo largo de millones de años. Lo que descubrieron fue sorprendente: hace solo 4,5 millones de años varios linajes de ballenas jorobadas aumentaron su tamaño a la vez (pese a ser independientes unas de otras) y en un período de tiempo muy breve.
Nick Pyenson, coautor del, estudio, contó que su tamaño aumentó considerablemente «de golpe» y explicó dicho aumento de este modo:
“Pasaron de ser una furgoneta grande a ser más largas que dos autobuses escolares juntos”.
Los investigadores sospecharon que algún cambio climático brusco podría haber influido en este gigantismo repentino y hallaron que dicha fecha coincidía con los inicios de las glaciaciones en el hemisferio norte.
Sus hallazgos sostienen que gracias a la formación de los glaciares las aguas se llenaron de minerales y materiales orgánicos. Todo ello desató una revolución en la cadena alimenticia, un buffet libre de zooplancton y krill para las ballenas de todo el mundo. Por entonces ya contaban con un sistema de filtrado, pero a partir de esta explosión de nutrientes se convirtió en un mecanismo sorprendentemente eficaz. También influyó otro factor: la distancia entre los distintos puntos de acumulación de nutrientes.
“Comida abundante por doquier no es la única condición necesaria para que proliferen las ballenas gigantes”, dijo Graham Slater, “También es necesario que estén separadas por grandes distancias”.
Debido a que los ciclos ecológicos que estimulan el incremento de kril y zooplancton son estacionales, las ballenas debían recorrer miles de kilómetros para ir de una colonia a otra, es decir, tenían que emigrar entre atracón y atracón. Las ballenas más grandes, que tenían mayor capacidad para almacenar alimento, tenían más probabilidades de sobrevivir a las largas migraciones estacionales para buscar alimento, mientras que las ballenas más pequeñas se fueron extinguiendo.
«Si las colonias de alimento no hubieran estado tan separadas«, dijo Slater, «las ballenas habrían crecido hasta alcanzar un tamaño corporal que se acomodara a su ambiente, pero no se habrían convertido en los gigantes que vemos ahora».
“Una ballena azul es capaz de viajar mucho más lejos, usando mucha menos energía que una ballena con un cuerpo más pequeño”, dijo el Dr. Slater. “Ser grande se volvió una gran ventaja para trasladarse grandes distancias”..
Datos curiosos de las ballenas
Tantos siglos de evolución no han servido únicamente para agrandar su tamaño, también les ha permitido adoptar unas pautas de comportamiento bastante complejas. Algunos ejemplos de ello son los populares “cantos de ballenas”, que han sido descritos como los más complejos del reino animal. No es para menos, pues la laringe de las ballenas es capaz de emitir más de 200 tonos en distintas frecuencias.
Y es que a las ballenas les encanta la música, de hecho un grupo de científicos comprobó que podían bailar siguiendo el compás de las canciones. También se ha comprobado que sus canciones tienen composiciones y ritmos muy similares al pop. Incluso, los estribillos suelen ser repetidos por toda la manada.
Se sabe que las ballenas boreales también cambian sus melodías de año en año, sin embargo, el por qué de este comportamiento continúa siendo un misterio. Tampoco no se ha logrado descifrar el significado de dichos sonidos, aunque sí se sabe que tienen una función comunicativa y forman parte de un lenguaje desconocido y complejo.
Y no solo muestran comportamientos complejos en el terreno musical, también en el emocional. Las ballenas hembras poseen fuertes lazos de amistad con otras ballenas del mismo sexo. Cuando se reencuentran después de varios años sin verse, son capaces de reconocerse. También se relacionan con animales de otras especies, incluso los adoptan e incluyen en su manada. Por lo visto, los delfines son sus animales preferidos, pues es común ver delfines acompañados de una manada de ballenas. Las ballenas belugas también adoptan objetos y los tratan como si fuesen sus crías.