¿Cómo se forman las auroras boreales?
Las auroras, coloridas luminiscencias que aparecen en el cielo nocturno, son uno de los espectáculos naturales más hermosos de nuestro planeta. A lo largo de la historia, han suscitado multitud de leyendas y han sido fuente de inspiración para pintores, fotógrafos y escritores. Este fenómeno también ha llamado la atención de los científicos, que llevan décadas estudiándolo para poder comprenderlo en su totalidad. Sin embargo, la mayoría no tenemos ni la más mínima idea de como si originan. A continuación te lo explicamos.
Si podemos observar estos colores fluorescentes en el cielo nocturno es gracias al sol, que expulsa continuamente partículas cargadas de energía. El conjunto de estas partículas se llama viento solar. Algunas de estas partículas, si tienen la potencia suficiente, llegan hasta nuestro planeta. Son extremadamente perjudiciales para los seres vivos, aunque por suerte la Tierra está protegida por la magnetosfera, una región de la atmósfera que nos rodea obedeciendo al campo magnético generado por el núcleo. Esta región formada por líneas invisibles desvía las partículas expulsadas por el sol evitando que impacten directamente en la superficie del planeta. Este fenómeno permite, además, la formación de auroras.
Una aurora se produce cuando una corriente de partículas solares cargadas choca con la magnetósfera de la Tierra:
Las partículas cargadas de energía quedan atrapadas y viajan a lo largo de las líneas de campo magnético siguiendo la trayectoria que estas últimas les marquen.
De este modo, las partículas llegan hasta los hemisferios Norte y Sur, donde se acumula toda su energía. La capacidad de la magnetosfera es limitada así que, tarde o temprano, se satura y libera violentamente toda la energía almacenada.
Las partículas cargadas de energía impactan en la ionosfera terrestre, nuestra segunda «línea de defensa». Los átomos de esta capa, absorben la energía de las partículas excitándose, pero en millonésimas de segundo la expulsan y vuelven a su estado inicial. Es entonces cuando podemos observar un espectáculo de bandas, espirales y rayos de luz que danzan por el cielo. En efecto, la aurora boreal no es más que la energía liberada por los átomos de la ionosfera. La longitud de onda de esta energía está dentro del rango del espectro solar visible, por eso podemos verla.
Los colores de la aurora dependen de la naturaleza del átomo excitado por las partículas del viento solar. El oxígeno emite una luz verde/amarillo y rojo/morado y el nitrógeno azul.
Cuando se aproxima el alba los colores de la aurora empiezan a debilitarse, extinguiéndose en su totalidad al salir el sol.