Logran detectar el autismo en etapas más tempranas gracias a resonancias magnéticas
Los signos de que un niño padece trastorno del espectro autista o TEA aparecen normalmente cuando la criatura ronda los dos años de edad. Si los médicos pudieran diagnosticar esta patología mucho antes, podrían adoptarse medidas que permitieran al pequeño y a la familia llevar mejor la condición.
Ahora, los investigadores creen que podrían identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar autismo dentro del primer año de vida. El estudio, publicado en Nature, analizó los escáneres cerebrales de 106 bebés que tenían hermanos mayores con autismo. A partir de estas exploraciones, realizadas entre seis y doce meses de edad, luego identificaron marcadores en el cerebro que predice si el pequeño desarrollará TEA.
«Nuestro estudio muestra que los primeros biomarcadores de desarrollo del cerebro podrían ser muy útiles en la identificación de los bebés con alto riesgo de autismo, antes de que surjan los síntomas de comportamiento», afirma Joseph Piven, investigador principal. «Por lo general, el diagnóstico más temprano de autismo se puede hacer entre los dos y tres años, pero para los bebés con hermanos mayores con autismo, durante el primer año de vida son más propensos a poder recibir un diagnóstico de autismo a los 24 meses».
Ahora, los científicos no solo pueden diagnosticar el autismo en una etapa más temprana, sino que también podrá permitir a los investigadores iniciar otros estudios para investigar formas posibles para evitar que se forme esta patología. Las causas aún son desconocidas, y se barajan diversas hipótesis que van desde la genética a diferentes formas en las que se desarrolla el cerebro, aunque es probable que sea una mezcla de factores.