La boa más rara del mundo vuelve a ser vista 60 años después
La boa Cropan (Corallus cropanii) es un reptil que reside en el Bosque Atlántico, en el sur de Brasil. Aparte de su aspecto, los científicos prácticamente desconocen esta serpiente, ya que rara vez ha sido vista en naturaleza por un investigador. Después de 60 años, ha vuelto a ser vista.
Este ejemplar fue encontrado gracias a un alud de llamadas realizadas por biólogos del Museo de Zoologia de la Universidad de Sao Paulo y del Instituto Butantan; se repartieron carteles y folletos a la gente que vive alrededor del bosque con la esperanza de poder volver a observar un ejemplar de esta especie tan rara, según informa el periódico brasileño Estadão.
Normalmente, cuando los habitantes suelen encontrarse con una serpiente de este ejemplar, suelen matarla o dejarla correr, sin ser conscientes de su valor y rareza. Los carteles instruyeron a la población de cómo identificar a la serpiente, y asegurar su supervivencia y su posterior análisis atrapándola y guardándola en un cubo. Bruno Rocha, del Instituto Butantan y jefe de la investigación, hizo una cadena de Whatsapps y de correos electrónicos, aparte de las octavillas, para alertar a la gente.
El plan funcionó. El 21 de enero, dos jóvenes de la comunidad local encontraron una hembra de 1,7 metros de largo, y rápidamente llamaron al Instituto Butantan. «Cuando llegué y la vi, tan llena de vida y tan hermosa, me sentí muy comovido», afirma Bruno Rocha a Estadão. «Estaba en un cubo, con la gente que la atrapó comparándola con los folletos que repartimos».
La especie fue descrita en 1953 por el herpetólogo Richard Hoge, también de la misma institución. Desde entonces, sólo cinco ejemplares más han sido documentados en el instituto, todos los cuales ya han fallecido.
La serpiente se mantiene segura, ya que los investigadores han realizado una gran labor de conocimiento sobre la especie en la comunidad. Mientras tanto, también están ansiosos de comprobar cómo se comporta esta especie de serpiente en la naturaleza.
«Ni siquiera sé si se subirá a un árbol o se ocultará debajo de una roca. Simplemente no lo sé», agregó Daniela Gennari, del Museo de Zoología.