¿Por qué el helio modifica la voz?
¿Quién no ha tratado de poner su voz más aguda con un sorbo de helio de un globo? Es una experiencia muy divertida, pero cabe recordar que el helio es, también, un gas muy peligroso.
Pero para explicar por qué sucede esto, antes tenemos que explicar cómo formamos los sonidos del habla: gracias a la vibración de las cuerdas vocales, movidas por la espiración del aire de nuestros pulmones. A la altura de la nuez, en el interior de la laringe, existen dos pliegues membranosos, con una resistencia muy grande, que se unen a los músculos de la zona dejando una pequeña obertura entre ellos. Por este hueco (la glotis) es por donde circula el aire que las hace vibrar.
Cuando no hablamos y estamos relajados, dicha apertura está en su punto máximo, sin que se origine ningún tipo de sonido; pero, cuando queremos hablar, los músculos respiratorios se contraen, aumentando la velocidad a la que circula el aire a través de la laringe; estos músculos se tensan, al igual que las cuerdas, y la presión que ejerce el aire al pasar hace que estas vibren, produciendo el sonido.
El helio, en su estado gaseoso, es muy poco denso: por eso, es utilizado a la hora de inflar los globos. Al tener una densidad menor que el aire, al ingerirlo y al pasar por las cuerdas vocales, estas se ven ‘empujadas’ a vibrar por un gas más ‘flojo’, ofreciendo una resistencia menor. Así, haciendo el mismo esfuerzo por parte de los músculos de la laringe, las cuerdas vocales se tensan más a la hora de hacer el esfuerzo para hablar y, al vibrar con una frecuencia mayor, el sonido que se produce es más agudo.
Para terminar, cabe destacar que al inhalar helio, al respirarlo, sustituye al oxígeno que inhalamos con cada respiración, haciendo que este no llegue a la sangre. Además, cabe recordar que normalmente ingerimos dióxido de carbono que estimula el reflejo respiratorio de nuestro cuerpo, y si hacemos amplias bocanadas de helio, éste podría no funcionar.
Así pues, la próxima vez que intentes hacer la broma, recuerda que puede ser peligrosa para tu salud si lo haces con insistencia o con amplias bocanadas.