La evolución de las orcas está impulsada por aspectos culturales
Muchos investigadores aceptan que los cambios culturales han contribuido a la evolución humana. Los genomas humanos han evolucionado en respuesta a nuestros comportamientos culturales o dentro de una sociedad; por ejemplo, desarrollamos genes tolerantes a la lactosa tras el inicio de la producción lechera. Ahora, se cree que se han encontrado evidencias de que las orcas también evolucionan por aspectos culturales.
Las orcas, como los humanos, están muy dispersas desde los trópicos hasta los polos; pero muchas poblaciones parecen permanecer en una sola zona en la que se han labrado un nicho especializado, buscando un objetivo en particular a través de una estrategia de caza: algunos grupos de orcas cazan a peces ‘agrupándolas’ (como si de perros pastores se tratase) y después comérselas, u otras se especializan en la caza de orcas en la superficie.
Sin embargo, ¿estas diferencias culturales las hacen ser genéticamente distintas? Para descubrirlo, se analizaron los genomas de 50 orcas de cinco nichos (dos en el Océano Pacífico y tres en el Océano Antártico), separándolos por sus diferencias culturales y sociales, y descubrieron que algunas funciones específicas en la dieta parecen haber divergido entre los diferentes grupos culturales.
En otras palabras, a pesar de que las orcas comparten un ancestro común de hace tan sólo 200.000 años, los grupos sociales de orcas se han vuelto genéticamente distintos, pudiendo afirmar que han co-evolucionado.
La evidencia puede incluso ayudar a explicar cómo las orcas han variado genéticamente: los genomas indican que los cinco grupos comenzaron cuando una pequeña población fundadora, de no más de unas decenas de orcas, se asentaron en una localización y se expandieron cada vez que una especie pasa este ‘cuello de botella’ poblacional (el cuello de botella, en biología, es una segregación de una parte de la población de una especie que evoluciona aparte). «Sospechamos que la invasión de un nuevo territorio y el posterior cuello de botella se produjo primero, y luego se dieron dichos comportamientos para adaptarse a su nuevo medio, modificando sus genes».
En esencia, algunos individuos pueden colonizar nuevos hábitats gracias a su flexibilidad de comportamiento. El cambio en sus actos se apega al grupo y a sus descendientes, transmitiendo el ‘conocimiento’ y sobreviviendo gracias a los nuevos recursos, y el grupo comienza un nuevo camino evolutivo separado del resto.