¿Por qué pega el pegamento?
Los humanos utilizamos pegamento (o elementos que se adhieren) desde hace 80.000 años, ya que se encontró una gota de alquitrán en un dedo de un neandertal. El objetivo de este pegamento era el de unir piedras con madera para construir sus propias herramientas. El testimonio más antiguo que existe, es del 3.300 a.C. en un bajorrelieve que muestra un operario aplicando un adhesivo sobre tiras de madera de sicomoro. Otro de los pegamentos típicos de las épocas antiguas son los que se hacían con partes de animales (tendones, piel y huesos), gracias a su colágeno, sangre, proteínas encontrada en productos lácteos o almidón, entre otros. La gran parte de estos pegamentos no duraban demasiado por su impureza, su poca sustancia adherente y porque lo atacaban hongos y bacterias.
En el siglo XX se realizaron, obviamente, los mayores avances en la creación de pegamento sintético. Las colas son líquidos de fácil aplicación formados por pequeñas moléculas que se introducen de manera muy eficaz en los poros de los materiales con los que entran en contacto, e inclusive llegan a formar enlaces por atracción electrostática. A continuación, estas pequeñas moléculas se unen entre ellas formando un entramado de cadenas que unen firmemente las superficies.
La primera cola de este tipo nació en 1912, gracias al químico alemán Fritz Klatte, que descubrió el polivinilacetato (PVA), un compuesto químico que polimeriza (se unen muchas moléculas entre sí y forman una larga cadena) dando lugar a un material gomoso.
En 1958 se comercializó el pegamento de secado rápido, mundialmente conocido como ‘Superglue’, y fue descubierto por el químico norteamericano Harry Coover en busca de un plástico transparente para fabricar mirillas de rifle durante la Segunda Guerra Mundial.