¿Por qué el aliento es caliente pero el soplido es frío?
Ahora, con el frío que estamos sufriendo estos días (y que en ciertos sitios aún están por venir temperaturas mucho inferiores), a veces se nos quedan las manos heladas y entumecidas, y optamos por unirlas frente a nuestros labios para exhalar aliento y así calentarlas. En contraste, en verano, solemos soplarnos cuando tenemos calor con el objetivo de refrescar nuestra piel y quitarnos ese ahogo constante. Pero, ¿por qué existe este contraste en el aire que exhalamos? ¿Por qué el aliento es caliente pero el soplido es frío?
Cuando sacamos el aliento, el aire que sale lo hace directamente desde nuestros pulmones con una temperatura aproximada a la corporal, y con una velocidad no muy alta. Así pues, nos da esa sensación de calor cuando tenemos frío, o podemos empañar unos cristales.
Cuando cerramos la boca, el aire sale con más velocidad. Ahí, se produce el cambio de temperatura ya que el aire se ve obligado a salir por una obertura mucho más estrecha. Cuando el aire ya ha salido de la boca, la presión que se ejerce sobre él disminuye y las partículas que lo forman se expanden, disminuyendo su temperatura. Cuando soplamos a algo caliente para disminuir su temperatura, como una taza de café, el líquido que se sitúa a la parte superior del recipiente se enfría. El calor dilata los cuerpos, lo que hace que su volumen aumente, pero como la densidad es la misma, el café caliente subirá y dejará al frío abajo, dando paso a un proceso llamado convección.
Al soplar el líquido caliente, sustituimos el aire que está en contacto con él por uno más fresco, acelerando el proceso de enfriado.