Venus rota al sentido contrario que el resto de los planetas
Venus es uno de los planetas preferidos para los investigadores astronómicos; visible a simple vista a pleno día, ha estado en nuestros ojos desde hace miles de años, ya que es el objeto celeste más visible por detrás del Sol y la Luna. A pesar de que a simple vista parece un planeta muy semejante a la Tierra por su diámetro (y también posee atmósfera), son más las diferencias que las similitudes que existen con nuestro planeta, y sus características le hacen uno de los planetas más interesantes para investigar dentro del Sistema Solar.
Es el planeta con la mayor temperatura dentro de nuestro sistema, tiene una atmósfera compuesta por un 97% de CO2, no tiene campo magnético, y su rotación es extremadamente lenta, ya que un día venusiano equivale a 243 días terrestres. La mayor parte de su territorio es compuesto por llanuras, pero en contraste encontramos cerca de 500.000 volcanes.
Pero su lentitud no es la mayor característica de su rotación. Lo que más destaca de ella es su dirección contraria en comparación con el resto de planetas del Sistema Solar, es decir, de estar en la superficie de Venus, veríamos cómo el Sol aparece por el oeste y se despide por el este. Muchas hipótesis apuntan a que la desviación de su rotación es provocada por la inclinación planetaria, que es de 177º (la Tierra tiene una inclinación de 23º), lo que hace de Venus el astro con mayor inclinación dentro del Sistema Solar. Esta inclinación tan inusual podría tener explicación en un supuesto impacto que tendría el planeta cuando tenía poco tiempo de vida, alterando el magma de su interior y variando su eje.
Recientemente, investigadores franceses han planteado la posibilidad que la rotación inversa de Venus tenga origen en su atmósfera, ya que es tan densa que ha podido tener la capacidad de ir frenando poco a poco la rotación planetaria e incluso forzándolo a rotar tal y como lo hace ahora. Jacques Laskar, con la compañía de Alexandre Correla, planteó esta hipótesis y concluyó que, este elemento junto a otros como la fricción entre el núcleo y el manto del planeta, podría dar explicación a la extraña rotación de Venus.