¿Si ponemos una cucharilla en el cava se escapa el gas?
Es habitual en una fiesta o en una celebración, brindar o tomar una copa de cava o de champagne. Existe la costumbre de, al no terminarse el contenido de la botella, poner una cucharilla de postre boca abajo dentro del cuello de la botella para que no se escape el gas. Pero, ¿realmente funciona? ¿En qué se basa esta creencia?
Al abrir la botella empieza a escaparse el dióxido de carbono que contiene y que le da esa textura tan característica. Al ser un gas, es muy difícil controlar su posición si no podemos volver a cerrar la botella herméticamente. Pero, a través de la física, podemos ralentizar su movimiento. Cuanto más frío haga, más lento se escapará el gas. Por eso, meter la botella en la nevera será una buena solución para hacer que se escape menos dióxido de carbono, pero no impedirá completamente su expulsión.
El mito de meter una cucharilla en el cuello de la botella se basa en que, al ser un metal, se enfriará más deprisa y conseguirá tener una temperatura inferior a la que conseguiría la botella, ayudando aún más a que se consiga el propósito de evitar la mayor pérdida de gas. Pero este mito es falso, poner una cucharilla no sirve de nada.
Esto lo podemos explicar a través de la termodinámica; hay dos cuerpos que están a temperaturas diferentes: la botella y la atmósfera, es decir, el aire que hay alrededor. Si la temperatura de la botella es inferior a la temperatura exterior, evidentemente irá aumentando de temperatura a través de la transferencia de calor (intercambio de energía térmica desde un cuerpo con mayor temperatura a uno con temperatura inferior). Por el contrario, si fuera hiciese más frío que en la botella, ésta se enfriaría.
El metal del que está compuesto la cucharilla es un buen conductor de energía, y por lo tanto, de calor. Así que, lo que hará realmente la cucharilla, es transferir más rápidamente el calor de fuera hacia adentro y calentar el contenido de la botella, hasta que ambas temperaturas estén equilibradas.
Entonces, si el metal es un buen conductor de la energía y del calor, ¿por qué se mete la cucharilla? Cuando tocamos un metal, percibimos la falsa sensación de que este está frío; parece que lo está porque probablemente la temperatura exterior sea inferior a nuestra temperatura interior: si nuestro cuerpo está a 37º y en el ambiente hay una temperatura de 13º, la cucharilla adquirirá esta temperatura y por eso nos da la sensación de que está frío.