El gusano bobbit, un temible cazador de las profundidades
Con una longitud que puede alcanzar los 4 metros, mandíbulas afiladas y una velocidad de ataque excepcional, el gusano bobbit es considerado un temible cazador. Detecta a sus presas mediante cinco antenas localizadas en su cabeza. Su faringe es reversible, osea, puede darse la vuelta de dentro hacia fuera como si fuese un guante. Vive enterrado en el lecho marino, a profundidades de entre los 10 y 40 metros y, aunque podemos encontrarlo en cualquier océano del mundo, tiene predilección por las aguas tropicales del océano indo-pacífico. Sus colores fluorescentes son únicos en el reino animal. Pertenece a la familia de los poliquetos y su nombre científico es Eunice aphroditois.
Con un cuerpo de apariencia más bien inofensiva, el terror de los mares es parecido a un cienpiés, aunque su aparato bucal es sin duda más sofisticado. Se esconde en el suelo marino dejando su cabeza fuera con los tentáculos abiertos en forma de caña de pescar, y espera pacientemente hasta que alguna de sus cinco antenas detecta algún estímulo. Cuando esto ocurre, lanza un ataque a velocidad de serpiente. Para ello, abre y cierra sus potentes y afiladas mandíbulas a modo de tijera (de hecho se han reportado casos en los que han partido a la presa por la mitad). Con sus numerosos tentáculos y apéndices agarra a su presa para llevársela a su escondite.
De acuerdo con los ecólogos especializados en anélidos poliquetos, Luis F. Carrera-Parra y Sergio I. Salazar-Vallejo el orden de los eunícidos (al que pertenece este gusano) pueden inyectar toxinas para narcotizar o matar a las presas de manera que puedan ingerirla fácilmente (sobretodo si son más grandes que el propio gusano) y digerirla sin problemas. Es omnívoro y aunque sus presas favoritas son los peces, crustáceos y moluscos, también se alimenta de algas.
Para nuestra tranquilidad, con los humanos son tímidos y esquivos. Se conoce muy poco acerca de estas criaturas pero se cree que su extraordinaria longitud se debe a su longevidad (viven de 8 a 12 años), inusual en el resto de especies de poliquetos.
Como anécdota curiosa, contar que en el año 2009 los trabajadores del acuario de Newquay (Inglaterra) descubrieron uno de estos gusanos en uno de los tanques. Llevaban tiempo observando la devastación causada por este depredador, peces desaparecidos, muertos o con gravísimas heridas, pero sin encontrar la causa. Al final fue necesario vigilar el acuario con cámaras para descubrir al culpable.