Cuevas de Waitomo, un universo subterraneo
Bajo las verdes colinas de Waitomo, en Nueva Zelanda, subyace un laberinto de cuevas, simas y ríos subterráneos iluminados por constelaciones procedentes de sus pequeños habitantes, los gusanos luminosos. El nombre de las cuevas, Waitomo, proviene de las palabras maoríes wai (agua) y tomo (hoyo), pues se originaron por la presión que ejercieron, durante miles de años, las corrientes subterráneas a través de la blanda piedra caliza.
En muchas de ellas, desde el cielo y el suelo, se asoman impresionantes estalactitas y estalagmitas, puntiagudos conos de rocas estratificadas formados por el goteo del agua durante siglos.
El gusano luminoso es en realidad, una larva del insecto Arachnocampa luminosa, un mosquito micetofílido (comedor de setas) que en estado larvario, segrega hilos de forma similar a las arañas para atrapar a sus presas. Las sedas pueden medir 30 cm y están cubiertas de una secreción mucosa, en la que quedan pegados los insectos, su comida.
Para atraer a sus presas producen en la oscuridad, unas luces azuladas y blanquecinas de aspecto fantasmagórico… El conjunto de gusanos y sus hilos forman una especie de collares de perlas de unas decenas de centímetros de largo, que cuelgan con aspecto frágil y desordenado.
La larva del insecto se denomina Glowworm, nombre común que se le da a varios tipos de larvas que brillan gracias a un fenómeno llamado bioluminiscencia.
Estas impresionantes cuevas de roca calcárea atraen todos los años a miles de aficionados a la espeleología y a turistas en general, siendo las cuevas de Waitomo uno de los mayores lugares turísticos de la isla.